lunes, 26 de julio de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 13,31-35


Evangelio según San Mateo 13,31-35
Jesús propuso a la gente otra parábola:

"El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".

Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".

Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,

para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos y amigas:

Estamos ya en la decimoséptima semana del tiempo ordinario. Durante estos días seguiremos escuchando del capítulo trece del evangelio de Mateo las parábolas sobre el Reino. Jesús comunicó su experiencia del Reino de Dios a través de un lenguaje sencillo y claro. No utilizó un lenguaje como el de los escribas para dialogar con los campesinos de Galilea. Tampoco se valió de conceptos para hablarnos de lo que vivía en su interior. Acudió a un lenguaje que le venía de la vida que le rodeaba, de lo que observaba en la naturaleza, de las personas que encontraba.

Jesús recogía, guardaba y meditaba sobre lo que encontraba, observaba, conocía; y sabía contar pequeñas historias con gran creatividad, inventaba imágenes, concebía bellas metáforas, sugería comparaciones y, sobre todo, tenía el arte de narrar parábolas que cautivaban a la gente. Utilizaba el lenguaje de los poetas. Acercarnos a sus relatos es adentrarnos en su fascinante experiencia del Reino de Dios.

Las dos imágenes del evangelio de este día: la mostaza y la levadura nos dan una idea del dinamismo de crecimiento y de transformación del reinado de Dios. Tanto la semilla de mostaza como la levadura son realidades pequeñas, sencillas, humildes, pero guardan en sí mismas un potencial de crecimiento insospechado. Frente a una mentalidad donde se valora solo lo grande y lo poderoso, Jesús nos enseña a redescubrir el valor de las «cosas pequeñas» y de lo cotidiano.

Del mismo modo el Reino de Dios está ya presente entre nosotros, no se manifiesta de un modo espectacular, está escondido, pero su fuerza de crecimiento es capaz de fermentar toda la realidad. Quizás también nosotros queremos que Dios se revele de un modo grande y poderoso. Sin embargo, la acción salvadora de Dios se descubre en la actuación humilde de Jesús. La fuerza interior y dinámica del Reino de Dios tiene la capacidad de transformar la vida entera del ser humano.

Pidamos al Señor que nos contagie su confianza total en la acción de Dios, que de forma oculta y secreta está actuando siempre para nuestro bien.

Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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