martes, 14 de septiembre de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 140921


“Para que el mundo se salve por él”

[…] Hecho hombre por amor a los hombres,

regaló la plenitud de su vida humana

a las almas que escogió.

Él, que formó cada corazón humano,

quiere un día manifestar

el sentido secreto del ser de cada uno

con un nombre nuevo que sólo comprende el que lo recibe (Ap 2,17).

Se unió a cada uno de los elegidos

de una manera misteriosa y única.

Sacando fuerzas la plenitud de su vida humana,

nos regaló la cruz.

¿Qué es la cruz?

El signo del mayor oprobio.

El que entra en contacto con ella

es rechazado por los hombres.

Los que un día Lo aclamaron

se vuelven contra Él con pavor y no Le conocen de nada.

Les es entregado sin defensa a sus enemigos. S

obre tierra no le quedan nada más

que los sufrimientos, los tormentos y la muerte.

¿Qué es la cruz?

El signo que señala el cielo.

Muy por encima del polvo y las brumas de aquí abajo

se eleva alta, hasta la luz más pura.

Abandona pues lo que los hombres pueden coger,

abre las manos, estréchate contra la cruz:

ella te lleva entonces

hasta la luz eterna.

Levanta la mirada hacia la cruz:

Ella extiende sus travesaños

a manera de un hombre que abre los brazos

para acoger al mundo entero.

Venid todos, vosotros que penáis bajo el peso de la carga (Mt 11,28)

y también los que gritáis, sobre la cruz con Él.

Ella es la imagen de Dios que, crucificado, se quedó lívida.

Ella se eleva de la tierra hasta el cielo,

como El que subió al cielo

y quiso llevarnos allí a todos juntos con Él.

Abrazando solamente la cruz, lo posees a Él,

el Camino, la Verdad, la Vida (Jn 14,6).

Si llevas tu cruz, es ella quien te llevará,

será tu gloria.


Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía “Signum Crucis”, 16/11/1937

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