jueves, 4 de noviembre de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 041121


Las tres parábolas de la misericordia

No carece de significado que Lucas nos haya presentado tres parábolas seguidas: La oveja perdida se había descarriado y fue recobrada, la dracma perdida fue hallada; el hijo pródigo que daban por muerto lo recobraron con vida, para que, solicitados por este triple remedio, nosotros curásemos nuestras heridas. ¿Quién es este padre, este pastor, esta mujer? ¿No es Dios Padre, Cristo, la Iglesia? Cristo que ha cargado con tus pecados te lleva en su cuerpo; la Iglesia te busca; el Padre te acoge. Como un pastor, te conduce; como una madre, te busca; como un padre te viste de gala. Primero la misericordia, después la solicitud, luego la reconciliación.

Cada detalle conviene a cada uno: el Redentor viene en ayuda, la Iglesia asiste, el Padre se reconcilia. La misericordia de la obra divina es la misma, pero la gracia varía según nuestros méritos. La oveja cansada es conducida por el pastor, la dracma perdida es hallada, el hijo vuelve donde su padre y vuelve plenamente arrepentido de su mala vida...

Alegrémonos, pues, que esta oveja que había perecido en Adán sea recogida en Cristo. Los hombros de Cristo son los brazos de la cruz; aquí he clavado mis pecados, aquí, en el abrazo de este patíbulo he descansado.



San Ambrosio (c. 340-397)
obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Tratado sobre el evangelio de San Lucas 7, 207-209

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