viernes, 12 de noviembre de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 17,26-37


Evangelio según San Lucas 17,26-37
Jesús dijo a sus discípulos:

"En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé.

La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.

Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía.

Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos.

Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.

En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.

Acuérdense de la mujer de Lot.

El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.

Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado;

de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada".

Entonces le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?»

Jesús les respondió: "Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres".


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos:

Seguimos dándole vueltas a la venida de Jesús. Parece claro que viene de sorpresa, sin que se le espere. Yo aún diría más. Viene de una forma que nos va a costar reconocerle.

A ver si me explico. Todos nosotros tenemos una idea de cómo es Dios y de cómo es Jesús. En nuestras casas tenemos cuadros o imágenes. Hay imágenes también en las iglesias. En algunos lugares, se sacan en procesión por las calles imágenes de Jesús, especialmente en Semana Santa. A Jesús se le suele representar con la mirada un poco perdida hacia lo alto, suponemos que mirando al cielo, a su Padre. Hay otras veces en que su mirada se dirige a nosotros pero resulta, dicho con todos los respetos puesto que me refiero a la imagen no al verdadero Jesús, un poco “blandengue”. Suele llevar largas melenas y está vestido con una túnica. Muchas veces de detrás de la cabeza de Jesús salen unos rayos de luz. De raza blanca, por supuesto. Por mucho que cambien las culturas y los artistas, en la inmensa mayoría de los casos, nos resulta fácil reconocer a Jesús en todas esas imágenes.

La verdad es que si, cuando viniese, lo hiciese de esa guisa, nos resultaría fácil reconocerle. Pero me da que va a venir un poco “disfrazado”. Lo dice él cuando en la parábola del juicio final el rey dice a los de la derecha y a los de la izquierda que “cuanto hicisteis a uno de esos hambrientos, pobres, necesitados, desnudos, enfermos o encarcelados, a mí me lo hicisteis.” Por esto digo lo del disfraz.

Es decir, que quizá no va a venir como le esperamos. Y que conviene que estemos muy atentos a la sorpresa. Jesús nos puede esperar a la vuelta de la esquina, allá donde se nos presente una oportunidad para amar, para servir al necesitado, para luchar por la justicia... No necesariamente se nos aparecerá guapo, joven y de raza blanca. Quizá sea mujer, vieja, de otra raza y horriblemente enferma.

Pasa que Dios se encarnó y se hizo uno de nosotros. No llevaba lucecitas por detrás para decirnos que era Dios. Se vació a sí mismo para acercarse a nosotros y así ayudarnos a conocer el amor de Dios. Quizá sea algo así lo que quiere decir el papa Francisco cuando dice que quiere “pastores que huelan a oveja”, frase que no se aplica sólo a los obispos. Desde que se encarnó, a Dios le encontramos en las más humildes de nuestras calles y casas. ¡Ojo que no se nos pase de largo!

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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