sábado, 6 de noviembre de 2021

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 16,9-15


Evangelio según San Lucas 16,9-15
Jesús decía a sus discípulos:

"Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho.

Si ustedes no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿quién les confiará el verdadero bien?

Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?

Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero".

Los fariseos, que eran amigos del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús.

El les dijo: "Ustedes aparentan rectitud ante los hombres, pero Dios conoce sus corazones. Porque lo que es estimable a los ojos de los hombres, resulta despreciable para Dios."


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos hermanos:

El dinero, en ocasiones, puede convertirse en un elemento que nos separe de los demás y que rompa y corrompa, incluso, la fraternidad, la amistad o todo aquello más noble que habita en el corazón humano. No es difícil cruzar la fina línea que distingue lo que es un instrumento de lo que es un fin. Cuando el dinero está demasiado cerca del corazón, o, mejor dicho, cuando el corazón está demasiado cerca del dinero, todo se nubla y corre riesgo de corromperse.

Sin querer, la codicia se convierte para nosotros en una nueva forma de idolatría, como advertía San Pablo a los cristianos de Colosas. Aquello llamado a solucionar nuestras necesidades se convierte en nuestra mayor necesidad. Hacemos del dinero o de los bienes un auténtico Dios o ídolo. En vez de controlarlo, nos controla y hace que perdamos la perspectiva de aquello que ha de ser realmente lo importante.

Dios parece “aborrecer” lo que a los ojos de los hombres pareciera más elevado, dice el Evangelio de hoy. La verdadera riqueza, pues, hay que buscarla en otra dirección. Se trata de una nueva perspectiva. Lo importante no está en poseer dinero, sino en poseer afecto, amistad, gente a la que querer y en cuyo cariño nos podemos apoyar. Ahí está la verdadera riqueza y el lugar hacia el que hemos de dirigir nuestro corazón. En tiempos de crisis, el mejor antídoto es vivir y disfrutar de todo esto que el Dinero no nos puede dar. Esto nadie ni nada nos lo puede arrebatar. No hay carcoma que se pueda roer ese auténtico tesoro.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario