lunes, 13 de diciembre de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 131221


«¿Por qué no habéis creído en su palabra?»

Los profetas fueron enviados con Moisés para curar al pueblo; lo intentaron con lágrimas pero no pudieron dominar el mal, tal como lo dice uno de ellos: «La felicidad ha desparecido del país, no queda ni un justo entre los hombres.» (Mi 7,2)... «Desde la planta del pie hasta la cabeza no queda nada sano: todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite.» (Is 1,6) Los profetas, agotados por la lágrimas decían: «Ojala venga desde Sión la salvación de Israel.» (Sal 13,7) Las llagadas de la humanidad sobrepasan los remedios que tenemos. Los hombres mataron a los profetas y arrasaron tu santuario (cf 1R 19,10) Nuestra miseria no puede ser sanada por nosotros mismos. Eres Tú quien tienes que obrar nuestra curación.

El Señor escuchó la oración de los profetas. El Padre no ha despreciado nuestra raza asesina. Ha enviado del cielo a su propio Hijo como médico. «Mirad, yo envío mi mensajero a preparar el camino delante de mí y de pronto vendrá a su templo.» (Mi 3,1) allí donde lapidasteis a su profeta. (cf 1Cr 24,11)... Dios mismo dijo también: «Vendré y habitaré en medio de ellos y muchos pueblos ser refugiarán en la presencia del Señor.» (Sal ¿) ...Ahora voy a venir y reunir a todos los pueblos, de todas las lenguas, porque «vino a los suyos pero los suyos no la recibieron.» (Jn 1,11)

Tú vienes y ¿qué darás a las naciones? «Pondré en medio de ellos una señal y mandaré algunos de sus supervivientes a las naciones...» (Is 66,19) En efecto, luego del combate de la cruz, marcaré a cada uno de mis soldados con el sello real (cf Ap 7,4) Y otro profeta dice: «Inclinó los cielos y bajó, con nubarrones bajo sus pies.» (Sal 17,10) Pero su venida ha quedado ignorada por los hombres.


San Cirilo de Jerusalén (313-350)
obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismal 12, 6-8

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