sábado, 1 de enero de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA 010122


María, ¡sé la guardiana de mi vida!

Oh María, Virgen Inmaculada,

Cristal puro de mi corazón

Eres mi fuerza, ancla poderosa,

Eres escudo y defensa del débil corazón.

Oh María, pura e inigualable,

Virgen y Madre al mismo tiempo,

Eres bella como el sol, sin mancha alguna,

A la imagen de Tu alma, nada se puede comparar.

Tu belleza ha tanto subyugado la mirada del Tres veces Santo,

Que dejando el Trono eterno, descendió del Cielo,

Revistió el cuerpo y la sangre venidos de Tu Corazón,

Y se escondió nueve meses en el corazón de una Virgen.

Oh Madre, Virgen, nadie podría imaginar

Que Dios infinito devino hombre,

Sólo por Su amor e insondable misericordia,

Por Ti, Madre, nos es dado de vivir eternamente con Él.

Oh María, Madre Virgen y Puerta del cielo,

Por Ti vino la salvación,

De Tus manos brota para nosotros cada gracia,

Sólo una fiel imitación de Ti me santificará

Oh María, Virgen, el más bello Lis,

Tu Corazón era para Jesús el primer tabernáculo sobre la tierra

Porque Tu humildad era la más profunda,

Tú eres elevada más arriba de los coros angélicos y los santos.

Oh María, mi dulce Madre,

Te doy mi alma, mi cuerpo y mi pobre corazón,

Sé la guardiana de mi vida,

Particularmente a la hora de la muerte, en el último combate.



Santa Faustina Kowalska (1905-1938)
religiosa
Pequeño diario, 161 (Petit journal, la Miséricorde divine dans mon âme, Parole et Dialogue, 2002)

No hay comentarios:

Publicar un comentario