jueves, 3 de noviembre de 2022

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Lucas 15,1-10


Evangelio según San Lucas 15,1-10
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.

Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".

Jesús les dijo entonces esta parábola:

"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?

Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,

y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".

Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?

Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".


RESONAR DE LA PALABRA

La locura del cristianismo

Para mucha gente, el cristianismo es una auténtica locura. No tiene sentido ver a hombres y mujeres jóvenes que renuncian a su vida para vivir por Cristo e incluso para morir por él. Y tienen razón: El cristianismo es una auténtica locura; una locura que resulta de la superabundancia de amor que Dios muestra por la humanidad. Es una locura que es una imitación de la propia locura de Dios. En general, ¿qué pastor en su buen sentido arriesgaría a los noventa y nueve para ir en busca del único perdido? En la economía humana, no cuadra. O, ¿qué mujer puede acabar gastando más de lo que cuesta una moneda de plata, para celebrar el hallazgo de una moneda? Mientras que aquí en la tierra no podemos esperar a colgar a un criminal, la alegría del cielo no tiene límites cuando un pecador se arrepiente. Es este conocimiento el que hace que Pablo considere todo basura por la alegría de encontrar a Cristo, la locura de seguirlo.

Paulson Veliyannoor, CMF

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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