Puedes purificarme
No debes carecer de confianza en Dios ni perder la esperanza de su misericordia. No quiero que dudes o que te desesperes de poder ser mejor. Pues, si el demonio consiguió precipitarte desde la altura de la virtud hasta el abismo del mal, con mayor motivo Dios podrá llamarte a elevarte hacia la cima del bien y no sólo reponerte en el estado en el que te encontrabas antes de tu caída, sino hacerte más feliz de lo que parecías antes. No te desanimes, te lo ruego, y no eludas la esperanza del bien por miedo a que sea de ti lo que les ocurre a quienes no aman a Dios; porque no es la multitud de los pecados la que lleva el alma a la desesperanza, sino el desprecio que se siente por Dios.
Cualquier pensamiento que nos quita la esperanza de la conversión procede de la falta de fe: como una piedra pesada atada del cuello nos lleva a mirar hacia abajo, hacia el suelo, sin poder levantar la mirada hacia el Señor. Pero el que se arma de valor y que tiene el espíritu iluminado, logra liberarse de tan aborrecible peso. "Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores, y como los de la sierva la mano de su señora, así nuestros ojos miran al Señor, nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros. (Sal 123,3).
Rabano Mauro (c. 784-856)
abad benedictino, obispo
Rabano Mauro (h. 784-856), abad benedictino y obispo Tres libros a Bonose, libro 3,4; PL 112,1306
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