sábado, 26 de agosto de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 23,1-12


Evangelio según San Mateo 23,1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:

"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés;

ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.

Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.

Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;

les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,

ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.

En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.

A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial.

No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.

Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros,

porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".


RESONAR DE LA PALABRA

Santa Teresa de Jesús Jornet, patrona de los ancianos

Está claro que el Reino de que habla Jesús no se parece en nada a los de este mundo. El texto evangélico de hoy es una muestra clarísima de ello. Vamos a dejar de lado la primera parte, aunque sería una buena crítica para algunos eclesiásticos que no solo valoran más formas y solemnidades (litúrgicas, de hábitos, etc.) sino que además dictaminan normas que a veces tienen poco que ver con el amor y la misericordia del Dios de Jesús. Pero dejemos esta primera parte.

Y vamos a la segunda. Todo un programa para la comunidad cristiana (otra cosa es que lo hayamos cumplido a lo largo de la historia): no os dejéis llamar maestro ni padre ni consejero. Jesús da razones para todo. Maestro solo tenemos uno y todos somos hermanos. Se sobreentiende que el maestro es el mismo Jesús. Tampoco nos tienen que llamar padre porque no tenemos más Padre que el del cielo. Ni consejero, por la misma razón que la del maestro.

Y termina con una conclusión clara y distinta: el primero entre vosotros será vuestro servidor. En la iglesia, en la comunidad cristiana, estamos para servir. En la fraternidad del Reino todos son manos abiertas para ayudar, para apoyar, para comprender. No hay puestos principales ni nada que se le parezca.

La realidad es que hemos construido a lo largo de los siglos una iglesia que se define como jerárquica. Posiblemente sea necesario ese orden en una institución que tiene semejante tamaño. Pero nunca se nos debería olvidar este texto del evangelio de hoy. La jerarquía esta para servir. Y toda la iglesia, toda la comunidad cristiana, toda comunidad cristiana, tiene sentido en la medida en que se sirve y sirve sobre todo a los más pobres, a los más alejados y marginados. En ese servicio se realizará el signo de que el Reino es para todos sin excepción, de que Dios es padre de todos.

Fernando Torres, cmf

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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