lunes, 18 de diciembre de 2023

Un hombre Justo

José… era un hombre justo.
Mateo 1, 19

En la Escritura, una persona justa es alguien fiel a Dios en todo, alguien devoto al Señor y comprometido con cumplir sus mandamientos. Y así era José: Un hombre que vivió humildemente delante de su Dios y que se esforzó por seguir su camino todos los días. Ciertamente, esta es la razón por la cual Dios lo apartó y lo llamó para que fuera el padre terrenal de su Hijo.


Cuando José supo que María, su prometida, estaba embarazada, lo que había sucedido debió ser claro para él: Lo único que podía suponer era que ella había cometido adulterio. Y porque era un hombre justo, José sabía lo que la ley exigía en estos casos: Que él la denunciara públicamente y que ella fuera severamente castigada.

Pero, claramente, porque José amaba a María decidió ir más allá de la ley. También vio más allá de su corazón que se encontraba dolido y de su orgullo herido. Y debido a que era un hombre justo, vio en la mujer que iba a ser su esposa a una joven vulnerable, de manera que escogió el camino de la misericordia. Por eso tomó la decisión de divorciarse de ella en secreto. Aun antes de que el ángel le revelara en un sueño que María realmente no había cometido adulterio, José ya había decidido que la dignidad de ella y su vida misma valían la pena ser protegidas.

Muchos años después, Jesús enseñó que “toda la ley” se basa en el mandamiento de amar a Dios y al prójimo (Mateo 22, 40). Sus enseñanzas habrían hecho que su padre adoptivo —el justo José— ¡se sintiera orgulloso!

Jesús es el hombre justo prefigurado por San José. El Señor ve tus pecados y defectos, pero también ve a la persona que él creó por amor, la persona a quien él todavía ama profundamente. Jesús cumple la ley ofreciéndote perdón en lugar de condenación, misericordia en lugar de castigo. El Señor ha decidido llevarte a su hogar y hacerte parte de su familia. ¡Qué Salvador más bondadoso —y justo— tenemos!

“Señor Jesús, Hijo de Dios y de José, ¡gracias por ver más allá de mis pecados y directo a mi corazón!”

Jeremías 23, 5-8
Salmo 72 (71), 2. 7-8. 12-13. 17
Fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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