sábado, 12 de octubre de 2024

Novena preparatoria canonización Beata Elena Guerra - DÍA 2

 

A- Ritos introductorios
1- Invocación Trinitaria:

+ En el nombre del Padre, + del Hijo + y del Espíritu Santo.
Todos: ¡AMÉN!

• Guía: Dios, ven en nuestro auxilio
• Todos: Señor, socórrenos y sálvanos

• Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
• Todos: Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amén!


OREMOS

Dios misericordioso y omnipotente, que concediste a tu hija Elena Guerra la gracia de la beatitud: concédenos, te suplicamos, que por la observancia de sus enseñanzas acerca de la devoción al Espíritu Santo podamos, por la participación en esta Novena, ser conducidos por el Consolador a una mayor comunión con tu Hijo amado, nuestro Salvador Jesucristo, por cuya pasión, muerte y resurrección te adoramos y glorificamos. Por el mismo Cristo, nuestro Señor.
Todos: ¡Amén!

B- Propio de cada día
DÍA SEGUNDO

LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS

Lectura del Evangelio según San Lucas

“Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre ll amado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’. María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás’. María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?’. Contestó el ángel: ‘El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible’. Dijo María: ‘Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho’. Después la dejó el ángel”. (Lc 1, 26-38)


EL ESPÍRITU SANTO, EN LA ENCARNACIÓN 
(San Juan Pablo II)

“Jesús está relacionado con el Espíritu Santo ya desde el primer instante de su existencia en el tiempo” (…) “El Espíritu Santo —anuncia el ángel Gabriel a María— descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios” (Lc 1, 35). Y a José el ángel le dice: “Lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo» (Mt 1, 20). (…) Para profundizar en el papel del Espíritu Santo en el acontecimiento de la Encarnación, es importante volver a los datos que nos brinda la palabra de Dios. San Lucas afirma que el Espíritu Santo desciende como fuerza de lo alto sobre María, cubriéndola con su sombra. El Antiguo Testamento muestra que cada vez que Dios decide hacer que brote la vida, actúa a través de la ‘fuerza’ de su espíritu creador: ‘La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos’ (Sal 33, 6). (…) La concepción virginal de Jesús es ‘la obra más grande realizada por el Espíritu Santo en la historia de la creación y de la salvación’. En este acontecimiento de gracia, una virgen es hecha fecunda; una mujer, redimida desde su concepción, engendra al Redentor. Así se prepara una nueva creación y se inicia la alianza nueva y eterna: comienza a vivir un hombre que es el Hijo de Dios. Antes de este evento, nunca se dice que el Espíritu haya descendido directamente sobre una mujer para convertirla en madre. En los nacimientos prodigiosos que se realizaron a lo largo de la historia de Israel, la intervención divina, cuando se alude a ella, se refiere al niño que va a nacer y no a la madre.

(L’Osservatore Romano, n. 22, del 27/05/1998).

OREMOS (Todos):

Espíritu Santo, mi Señor y mi Dios,
de ti vino el consejo de la salvación humana.
Del cielo trajiste a Dios al seno de una Virgen.
Tú eres el amor por el cual Dios se unió a nuestra carne.
Tú construiste para el Hijo de Dios una casa,
levantada sobre siete columnas, que son los siete dones.
De la raíz de Jesé brotó la flor
sobre la cual Tú mismo debías reposar.
Dios, con nuestros propios oídos escuchamos
contar a nuestros padres la obra que hiciste,
cuando como lenguas de fuego,
descendiste del trono divino
para hacer de la tierra el cielo, y de los hombres, hijos.
Desde entonces, nosotros, hijos adoptivos, esparcidos por todo el mundo,
por ti gritamos a Dios: ¡Abba! ¡Padre!
Señor, grandes son tus misericordias.
Con renovada esperanza, te invoco por ellas:
Sello de la fe, abogado de los fieles,
luz, fuego, y fuente de la luz,
escucha quién te llama y ven.
Si eres nuestro guía,
veremos el rostro del Padre y, al mismo tiempo, del Hijo,
y te conoceremos, porque procedes de ambos,
fuente de vida y río de la paz.
(Ruperto de Deutz, Oración al Espíritu Santo, CM 29, pág. 422)


C- ORACIONES FINALES (para todos los días)
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

“Amado Espíritu de Dios, que fuiste comunicado a la Beata Elena con la abundancia de tus dones, y le confiaste el mensaje del perenne renovarse de tu Pentecostés, por la docilidad y fidelidad a la misión que le fue confiada, te pedimos volverla, aún hoy, testigo de tu amor, atendiendo a nuestra oración por… (intención personal de oración por una gracia) Reaviva, Dios Consolador, nuestra fe y nuestra esperanza, para que podamos caminar con valor sereno rumbo al encuentro definitivo. Amén.”


Guía: Beata Elena Guerra
Todos: Ruega por nosotros.

ACTO DE DESEO Y OFRECIMIENTO (Beata Elena Guerra)

Guía: Dios del bello Amor, Tú nos llamaste cerca de ti, porque tu alegría es estar entre los hijos de los hombres. Nos unimos a Ti como a la fuente de la santidad.
Todos: Espíritu Santo, santifícanos.

Guía: Venimos a ti como ciegos a la luz eterna y al dador de la luz.
Todos: Espíritu Santo, ilumínanos.

Guía: Venimos a ti como mendigos al don supremo y al dador de dones.
Todos: Espíritu Santo, escúchanos.

Guía: Venimos a ti como sedientos a las aguas de la vida.
Todos: Espíritu Santo, sácianos.

Guía: Venimos a ti como pobres al padre de los pobres.
Todos: Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Guía:

Ten piedad de nosotros, oh Espíritu Santo y ven a nosotros. He aquí que te ofrecemos nuestro cuerpo con sus sentidos, nuestra alma con sus facultades, nuestro corazón con sus sentimientos. Te entregamos nuestros pensamientos y deseos, palabras y acciones, alegrías y pesares, vida y muerte.
Todos: Espíritu Santo, soy tuyo y tuyo quiero ser ahora y siempre. Amén.


ORACIÓN Y BENDICIÓN FINAL

Guía: Pidamos, hermanos y hermanas, la intercesión de la bienaventurada Virgen María, para que, a ejemplo de ella, acojamos con toda la apertura de nuestro corazón la Persona divina del Espíritu Santo, y busquemos incesantemente su plenitud:

Todos: Dios te salve María, llena eres de gracia….

Todos:
“Oh Dios, que santificaste a tu Iglesia entera
en todos los pueblos y naciones,
derrama por toda la extensión del mundo
los dones del Espíritu Santo
y haz en el corazón de los fieles
las maravillas que obraste
al inicio de la predicación del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
en la unidad del Espíritu Santo. ¡Amén!

Guía: Bendícenos oh Dios Todopoderoso, todo amoroso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Todos: ¡Amén!

Guía: Alabado sea Jesucristo.
Todos: ¡Por siempre sea alabado!

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