sábado, 14 de diciembre de 2013

Caminar con Dios

adoración-dentro“Buscar solamente en Dios, ver a Dios en todas las cosas, esto es volverse superior a todas las cosas humanas”
San Gaspar Bertoni


No es siempre fácil hacer la voluntad de Dios. En primer lugar, es necesario el discernimiento, porque a menudo corremos el riesgo de confundir los deseos e impulsos personales con la voluntad del Señor. No siempre aquello que deseamos es lo que Él nos pide. Por eso la sabiduría y el discernimiento son fundamentales en el camino espiritual.
Para cultivar un huerto, es necesario saber el momento adecuado de la siembra de cada vegetal, de lo contrario, la producción va ser comprometida. En el campo espiritual sucede el mismo proceso. Para experimentar lo que Dios suscita en nuestro corazón, es necesario saber lo que Él reserva para cada etapa de nuestra existencia.

¿Y como descubrir lo que Dios desea? En todo el momento Él habla con el ser humano por medio de señales concretas, en el día a día. No se debe esperar que un ángel aparezca y hable: “¡Tu debes hacer esto, porque esta es la voluntad del Señor! Dios utiliza situaciones y personas para comunicarse con nosotros.

Mirar la vida con el corazón abierto a la presencia del Señor es el primer paso para un discernimiento espiritual. Sólo cuando abrimos las puertas del corazón, para las señales de la presencia de Dios en lo cotidiano, conseguimos ver y oír lo que Él nos pide.

Verlo en las diversas situaciones de la vida es también un paso fundamental para el crecimiento espiritual. Tener en cuenta la presencia del Señor en la naturaleza puede desarrollar una sensibilidad muy grande en el campo espiritual, pero también reconocer esa presencia en una sonrisa, una lágrima, una situación de dolor, una enfermedad, es fundamental.

Cuando se trata de dolor y enfermedad, tener discernimiento es muy importante. Dios no quiere el sufrimiento del ser humano, y eso sería contrario a su naturaleza amorosa, porque “Dios es amor”. Su presencia en el dolor es garantía de que él no abandona a sus hijos en ningún momento, tampoco en la enfermedad cuando Él se hace presente al lado del enfermo, dándole fuerza para llevar la cruz con paciencia. Dios Padre esta presente en cada situación, siendo ayuda, consuelo y paz.

En el curso de la vida, Dios camina al lado del Ser humano y nunca lo abandona. Abrir el corazón a la presencia divina es encontrarse con el Amor, visible del Padre.


Fragmento del libro: “Amor sin fronteras”
Editora Cançao Nova.
Traducción: Thais Rufino de Azevedo

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