
Cada vez más, lo importante de verdad es llegar a conocer a Jesucristo y vivir en solidaridad con él. En cierta ocasión llegué a estar tan inmerso en los problemas relacionados con la Iglesia y la sociedad que mi vida entera acabó por convertirse en una especie de discusión agotadora e interminable. Jesucristo se había visto relegado a un segundo plano; él mismo había terminado por convertirse en un problema más. Afortunadamente, esta situación no se prolongó indefinidamente. Jesús había vuelto a ponerse una vez más delante de mí y me preguntaba: ¿Y tú, quién dices que soy yo?. He acabado por ver más claro de lo que jamás haya sido capaz anteriormente que mi relación personal con Jesucristo constituye el centro de mi existencia”.
Henri Nouwen, Cartas a Marc
No hay comentarios:
Publicar un comentario