Cualquier situación imposible de resolver, humanamente hablando, tiene solución cuando creemos que Jesús es nuestro único Señor y tomamos posesión de esa verdad.
¿Qué angustia traes en tu corazón? ¿Qué peso tienes en el alma? ¿Qué preocupación o carga te acompaña? ¿Es algo personal? ¿Es tu matrimonio, tu noviazgo o trabajo? ¿Es una persona querida, tus hijos, tu esposo o esposa? ¿Te preocupan tus padres? ¿Cuál es tu problema? ¿Es una adicción? ¿Estás viviendo una situación conflictiva? No importa cuál sea tu problema, recuerde siempre que todo tiene una solución delante de Jesús.
Así como al soplar sobre el brasero las brasas se reavivan, así el Señor revive nuestra fe con el viento de su Espíritu Santo. Créelo
Tal vez tu problema tarde mucho en resolverse y acabes por desanimarte. Puede ser que pienses: “¡Esto no tiene solución! Ya he pedido, recé al Señor, incluso rezaron por mí, pero la solución no vino ". Ante esto, cruzas tus brazos desesperanzado.
Cuando te acercas al Señor, cuando vas a Aquel de quien necesitas, el poder sanador de Jesús, el poder del perdón y la reconciliación que Él tiene golpea tu corazón y te quita esta sensación de indignidad.
Cuando miramos al Señor, Él nos trae paz. Dejemos que la vida que viene del Señor nos invada.
¡Dios los bendiga!
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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