miércoles, 29 de enero de 2020

LA GENEROSA BONDAD DE DIOS


La generosa bondad de Dios

Reflexionando un día sobre múltiples gracias recibidas de la generosa bondad de Dios, Gertrudis se juzgó miserable e indigna de todo favor, porque había malgastado tanto los dones recibidos de Dios. No veía ningún fruto obtenido para beneficio de ella o para poder dar gracias. Tampoco para otros, que al tomar consciencia, hubieran encontrado un motivo de edificación y de progreso en el conocimiento de Dios.

Una luz la consoló: el Señor no derrama las gracias para exigir el fruto correspondiente, sabiendo que la fragilidad humana muy seguido pone obstáculos. Dios derrama las gracias porque su bondad y generosidad desbordantes no conocen medida. Aunque sabe que el hombre no puede hacer fructificar todas las gracias, las derrama para asegurar al hombre una acumulación de felicidad eterna.

Ocurre a veces en el plano terrestre que se da a un pequeño un objeto del que ignora la utilidad. Sin embargo cuando sea adulto, posteriormente, será causa de múltiples bienes. Así el Señor, cuando confiere la gracia en esta vida a sus elegidos, les prepara y les asegura los bienes que gozarán eternamente en la felicidad de los cielos.



Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301)
monja benedictina
El Heraldo, Libro III (Œuvres spirituelles, Cerf, 1968); trad. sc©evangelizo.org

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