miércoles, 16 de diciembre de 2020

Yo soy el Señor y no hay otro. (Isaías 45, 6)





¿No te parece que Dios suena un poco arrogante o un poco presumido? ¿Realmente es tan inseguro que necesita atraer tanta atención hacia él? ¡En lo absoluto!

Dios no está buscando cantar sus propias alabanzas o darse una palmadita en la espalda por ser tan maravilloso. Más bien, estas afirmaciones de su grandeza están destinadas a formar un fundamento sólido de nuestra fe y confianza en él. El Señor nos habla sobre sí mismo con mucha frecuencia porque quiere que recordemos cuán digno de confianza y fiel es él.

Todos tenemos muchas ideas distintas sobre Dios, algunas buenas, otras no tan buenas. Así que Dios quiere enseñarnos lo que es bueno y lo que está mal respecto a estas ideas. Principalmente, él desea que recordemos que debemos darle un puesto de honor en nuestra vida. Debemos ponerlo delante de todo lo demás.

La primera lectura de hoy destaca la soberanía y la grandeza de Dios que es el “creador… de todo esto” (Isaías 45, 18). No hay otro Dios fuera de él; ante él toda rodilla se doblará y toda lengua reconocerá su poder (45, 23). Este es el Dios al que adoramos, ¡este es el Dios que ha prometido salvarnos!

¿Qué podría ser mejor que reflexionar sobre quién es Dios? ¿Qué podría ser mejor que fortalecer el fundamento de nuestra fe? Toma tiempo en tu oración de hoy para reflexionar en los pasajes de la Escritura que se encuentran a continuación, versículos que proclaman la soberanía y el poder de Dios: “¡Nadie es santo como tú, Señor! ¡Nadie protege como tú, Dios nuestro!” (1 Samuel 2, 2). “Porque solo tú eres Dios; ¡tú eres grande y haces maravillas!” (Salmo 86 (85), 10). “Señor, no hay nadie como tú: tú eres grande, tu nombre es grande y poderoso” (Jeremías 10, 6). “¿Con quién van ustedes a comparar a Dios? ¿Con qué imagen van a representarlo?” (Isaías 40, 18). Permite que estos pasajes te ayuden a recordar la fidelidad y la misericordia de Dios. Que ellas sean el impulso para ayudarte a pensar sobre las cosas maravillosas que has visto que él hace por ti o por algún ser querido. ¡Entre más sabes sobre el Señor, es más sencillo confiarle a él toda tu vida!

“Señor, ¡nadie puede compararse a ti! Te entrego mi vida.”

Salmo 85 (84), 9ab-10. 11-12. 13-14
Lucas 7, 18-23
fuente LA PALABRA CON NOSOTROS

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