miércoles, 17 de agosto de 2022

COMPRENDIENDO LA PALABRA

Los trabajadores de la viña del Señor

El Reino de los cielos se compara a un padre de familia que contrata trabajadores para cultivar su viña. Sin embargo ¿quién puede ser más justamente comparado con este padre de familia que nuestro Creador, que gobierna lo que ha creado, y ejerce en este mundo el derecho de propiedad sobre sus elegidos como un maestro sobre los servidores que tiene en su casa? Posee una viña, la Iglesia universal, que ha tenido siempre, por así decirlo, sarmientos que han producido santos, desde Abel, el justo, hasta el último elegido que nacerá al final del mundo.

Este Padre de familia contrata trabajadores para cultivar su viña, desde el amanecer, a la hora tercera, a la sexta, en la novena y a la 11ª hora, ya que no ha cesado, del comienzo del mundo hasta el final, de reunir predicadores para instruir a la multitud de fieles. El amanecer del día, para el mundo, era desde Adán a Noé; la tercera hora, de Noé a Abraham; la sexta, de Abraham a Moisés; la novena, de Moisés hasta la llegada del Señor; y la 11ª hora, de la venida del Señor hasta el final del mundo. Los santos apóstoles han sido enviados para anunciar en esta última hora, y aunque han llegado tarde, han recibido un salario completo.

El Señor no deja en ningún momento de enviar obreros para cultivar su viña, es decir para enseñar a su pueblo. Porque mientras hacía fructificar las buenas costumbres de su pueblo por los patriarcas, y luego por los doctores de la ley y los profetas, y, por último, los apóstoles, trabajaba, en cierto modo, cultivando su viña por medio de sus trabajadores. Todos aquellos que, a una fe recta, han unido las buenas obras, han sido los obreros de esta viña.


San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio, n° 19

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