lunes, 14 de enero de 2013

¿En quién esperar?


Aprendamos un secreto con el salmista y nunca más nos olvidemos de él: "sólo en Dios descansa mi alma, es de Él que viene lo que espero"
Salmo 61,6

Algunas veces quedamos heridos con las personas, deprimidos, decepcionados, amargados, desanimados, porque esperamos de ellas lo que sólo Dios puede darnos. Por mejor que ellas sean, no tienen la capacidad de saciar la sed de nuestro corazón y de nuestra alma, porque:

"Sólo Jesús de Nazareth es capaz de satisfacer las aspiraciones más profundas del corazón humano" (Juan Pablo II)

Es un engaño pensar que las personas son perfectas, porque no lo son. Precisamos hacer el ejercicio de no esperar nada de nadie, a no ser de Jesús. Será un ejercicio duro, porque, naturalmente, siempre esperamos alguna retribución o iniciativa de parte de aquellos con los cuales convivimos.

Pidamos a Jesús la gracia de tener, en todo momento, un corazón dependiente únicamente de Él.

Jesús, en Vos confío!

Luzia Santiago.
Co-fundadora comunidad Canción Nueva.

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