¿Qué angustia traes en tu corazón?
¿Qué peso cargas en tu alma?
¿Qué preocupación te acompaña? ¿Es algo tuyo, personal?
¿Es tu matrimonio, tu noviazgo?
¿Es tu trabajo?
¿Es una persona querida? Tu hijo, tu hija? ¿Tu marido, tu esposa? ¿tus padres?
¿Cuál es tu problema? ¿Es un vicio?
¿Estas viviendo una situación de conflicto?
Recuerda bien:
¡Todo eso tiene solución en Jesús!
Así como al soplar sobre el brasero las brasas se reavivan, el Señor, con el viento de Su Santo Espíritu, reaviva nuestra fe.
Cree en eso!
Tal vez la solución de tu problema se esté demorando y eso acabó desanimándote.
Tal vez pienses: "Esto no tiene solución. Ya pedí, ya rogué al Señor, ya rezaron por mi, pero la solución no llegó"
Tal vez te encuentres cruzado de brazos, desesperanzado.
Pero mira, cuando te aproximas al Señor, cuando vas a Aquel de quien precisas, el poder sanador de Jesús, el poder del perdón y de la reconciliación de Cristo te sostiene y saca de tu interior esa sensación de indignidad.
Cuando dirigimos nuestro mirar al Señor, Él nos trae la paz.
Deja que la vida que viene del Señor te invada!
Mons. Jonas Abib
fuente: Facebook
Adaptación del original en português.
No hay comentarios:
Publicar un comentario