miércoles, 1 de mayo de 2024

COMPRENDIENDO LA PALABRA

“El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto” (Jn 15,5)

“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero” (Jn 15,16), declara Jesús en el discurso después de la Cena. Antes había afirmado su estrecho vínculo con los discípulos: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer” (Jn 15,5). La rama vive de la savia que sube en la vid. Su función es transformar la savia en frutos. Es su razón de ser. Si la rama no porta los frutos, es normal que sea podada y tirada al fuego. Tal es el orden de las cosas.

Jesús lo subraya, para indicar que la fecundidad es la razón de la elección de sus discípulos y su acción en ellos. Deben ir por el mundo y portar fruto por la gloria del Padre. Este mundo al que los envía es malo, peligroso, perseguidor. Reza por ellos y explicita “No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno” (Jn 17,15). Después de su Resurrección, Jesús además declara “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes” (Jn 20,21).

No quedan dudas que la obra de santificación realizada por Jesús en sus discípulos, los vínculos misteriosos de la gracia que ha creado entre ellos y él, lo mismo que los poderes asombrosos que les ha dado, están ordenados a su misión en el mundo. La plenitud de la gracia y la plenitud de los poderes conferidos, están destinados por Jesús a asegurar la continuación de su propia misión, por sus discípulos. Ellos fueron elegidos por Jesús. Serán transformados por su Espíritu para devenir otros Cristos aquí abajo y portar fruto en el mundo.


Beato María-Eugenio del Niño Jesús (1894-1967)
carmelita, fundador de Nuestra Señora de Vida
Quiero ver a Dios, El santo en Cristo (Je veux voir Dieu, Carmel, 1949), trad. sc©evangelizo.org

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