sábado, 13 de junio de 2020

MEDITACIÓN PARA HOY: 1 REYES 19, 19-21


Te seguiré. (1 Reyes 19, 20)

Eliseo pasó de trabajar con el arado a seguir a un profeta. ¡Ese sí que es un cambio radical en la vida! Estaba tan seguro de que Dios lo estaba llamando a ser discípulo de Elías que decidió quemar sus herramientas de trabajo. Debe haber sido difícil contemplar su medio de subsistencia arder en llamas, pero este desprendimiento le permitió a Eliseo dar el siguiente paso para seguir al Señor plenamente. Su historia nos enseña que a veces, para avanzar, se requiere sacrificio.

Eliseo no se fijó tanto en lo que dejó atrás. Más bien, miró hacia adelante, hacia la promesa de un nuevo comienzo. A pesar de que no sabía lo que le depararía el futuro, confió en que el Señor proveería para él. Cambiar el arado por la predicación era un sacrificio enorme, pero Eliseo estaba convencido de que no importaba lo que hiciera siempre y cuando intentara dar lo mejor de sí para seguir la voluntad de Dios.

Las transiciones en la vida pueden implicar que atravesemos algo similar a lo que podemos llamar un “sacrificio de cambio”. A menudo, aceptar una nueva oportunidad significa sacrificarse y dejar algo atrás: dejar el hogar para casarse, dejar un trabajo a cambio de un ascenso, dejar la vida conyugal exclusiva para recibir a tu primer hijo. Incluso los cambios más pequeños, como cambiar de horario o establecer una nueva amistad, suponen dejar atrás algún aspecto de la “vida anterior”. Al igual que Eliseo, podemos ver hacia adelante y confiar en que Dios caminará con nosotros mientras nos adentramos en una etapa totalmente nueva.

No hay duda de que hoy dejarás algo atrás y emprenderás algo nuevo. Posiblemente ni siquiera te des cuenta de qué tan a menudo estás enfrentando estos cambios. Simplemente la acción de iniciar un nuevo día te da esa oportunidad. Cuando surja un “sacrificio de cambio”, piensa en Eliseo y en cómo hizo una hoguera con el yugo y el arado y sacrificó la yunta. Imítalo y ofrécete a ti mismo como ofrenda al Señor. Recuerda que estás poniendo tu vida y tus dones a su servicio, al igual que lo hizo Eliseo. Y no olvides que cada ofrenda, grande o pequeña, dibuja una sonrisa en el rostro de Dios.
“¡Aquí estoy, Señor! preparado para cumplir los planes que tengas hoy para mí.”
Salmo 16 (15), 1-2. 5. 7-10
Mateo 5, 33-37
fuente devocionario Católico La Palabra con nosotros

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