domingo, 9 de agosto de 2020

COMPRENDIENDO LA PALABRA 090820


«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»

Los discípulos son de nuevo presa de oleadas y tormentas semejantes a la primeras (Mt 8,24) que se desataron contra ellos; pero entonces tenían a Jesús con ellos, mientras que esta vez se encuentran solos y entregados a sí mismos... Pienso, que el Salvador quería así reavivar su corazón dormido; haciéndolos vivir en la angustia, les causaba un vivo deseo de su presencia y hacía su recuerdo constantemente presente en su pensamiento. Por ello no acudió inmediatamente en su socorro, pero «Al final de la noche, fue hacia ellos caminando sobre el mar"...

Pedro, siempre tan enérgico, adelantándose a los demás discípulos, le dice: "Señor, si eres tú, dame la orden de ir hacia ti sobre las aguas "... No le dice: "dame la orden de caminar sobre las aguas" sino "de venir a ti", porque nadie amaba a Jesús como él. Hizo lo mismo después de la resurrección: no pudiendo soportar ir tan lentamente como los demás en la barca, se ha arrojado al agua para adelantarse y satisfacer su amor por Cristo... Descendiendo, por tanto de la barca, Pedro fue hacia Jesús, más feliz de ir hacia Él, que de caminar sobre las aguas. Pero después de superar un peligro tan grande, como el del mar, sucumbió a uno menor, el del viento. Así es la naturaleza humana: con frecuencia, después de haber superado peligros graves, sucumbimos en los menos importantes... Pedro, no estaba exento de cualquier temor...a pesar de la presencia de Cristo cerca de él. No sirve de nada estar junto a Cristo, si no se está próximo a Él por la fe. Esto es lo que marca la distancia entre el maestro y el discípulo...

«Hombres de poco de fe, ¿por qué dudáis?» Por consiguiente, si la fe de Pedro no hubiera disminuido, habría resistido el viento sin dificultad. Y la prueba de ello es que Jesús agarra a Pedro, cuando el viento deja de soplar... Al igual que la madre sostiene las alas de sus pequeños pajarillos cuando salen del nido antes del tiempo, cuándo van a caer en tierra, y los conduce de nuevo al nido, así ha hecho Cristo con respecto a Pedro.



San Juan Crisóstomo (c. 345-407)
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio de San Mateo, n°50, 1-2

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