Nuestro Redentor era considerado como un extraño
“Me consideran un extraño” (Jb 19,15). No ser reconocido por la sinagoga, fue para nuestro Redentor como ser un extraño en su propia casa. El Profeta lo atestigua con sus palabras: “¿Por qué te comportas como un extranjero en el país, como un viajero que sólo acampa para pernoctar?” (Jr 14,8).
No fue escuchado como Señor, no fue tenido por un propietario de tierra sino por un inquilino. Como viajero, no hizo una pausa para buscar un refugio. Tomó de Judea sólo algunos hombres y terminó su viaje por el llamado a los Gentiles.
A sus ojos era un extraño, porque fijando sus pensamientos a lo que podían ver, ellos no supieron discernir en el Señor lo que no podían ver. Despreciando su carne visible no llegaron a su invisible majestad. Por eso es lógico decir: “Me consideran un extraño”.
San Gregorio Magno (c. 540-604)
papa y doctor de la Iglesia
Libro XIV (SC 212, Morales sur Job, Cerf, 1974), trad. sc©evangelizo.org
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