domingo, 21 de octubre de 2012

Cree en el poder sanador de Dios


Hoy vamos a reflexionarsobre el pasaje bíblico del leproso
que esta en el Evangelio de San Marcos 1, 40-45.
“Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas: -Si quieres, puedes limpiarme. Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: -Quiero, queda limpio. Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. Entonces lo despidió, advirtiéndole seriamente: – No se lo digas a nadie; vete, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les conste que has quedado sano. Él, sin embargo, tan pronto como se fue, comenzó a divulgar entusiasmado lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados, y aun así seguían acudiendo a él de todas partes”
Quiero traerles a ustedes, dos temas que son el centro de la Salvación: La voluntad de Dios y el Poder de Dios.
Nuestros pedidos necesitan estar de acuerdo con la voluntad de Dios. No podemos apartarnos de la voluntad de Dios para realizar nuestra voluntad. Necesitamos consultarle a Dios, antes de hacer cualquier cosa. El pecado rompe la comunión con Dios, con la voluntad de Dios. Por eso, diría que el pecado es todo aquello que rompe mi relación con Dios.
Todo lo que me separa de Dios es pecado. El leproso se arrodilla y reconoce que necesita de Dios. Por eso él dice “Si quieres”. Él reconoce que antes de la sanción está la voluntad de Dios. Y él será curado si es esa fuera la voluntad de Dios.
La gran tragedia de nuestra vida es que creemos que Dios es nuestro esclavo. Nos relacionamos con Dios como si fuéramos sus clientes y hasta le decimos: “Señor, el cliente siempre tiene la razón”.
Jesús también le dice a su Padre; “Si quieres, aparta de mi este cáliz, pero que se haga tu voluntad”. Mi hermano, podría decir que tu tarea es descubrir la voluntad de Dios todos los días.
Yo necesito aceptar la voluntad de Dios porque, Él siempre sabe lo que es mejor para mí, pero para eso necesito aceptarla. Dios sabe lo que es mejor para ti. Cuantas veces Dios no te concedió algo en lo que insistías, y después lograste entender, que aquello que pedías, no era según la voluntad de Dios y no era, tampoco, lo mejor para ti. Más libre es aquel que obedece.
El leproso dice: “Si quieres puedes purificarme” Existe el querer de Dios y el poder de Dios. Si no crees en el poder de Dios, nada sucederá. Necesitas cree que Dios puede, Él siempre puede. Necesitas tener esa seguridad de que para Dios no hay nada imposible. ¿Ya has visto el poder de Dios operar poderosamente en la vida de otros?
Necesitar orar con seguridad a Dios. ¿Recuerdas el pasaje sobre el mar rojo? Dios abrió el mar para que su pueblo pase. Cree que Dios puede abrir no solamente el mar, o mover montañas, Él puede realizar cualquier cosa según su voluntad.
Dios siempre puede. Cuando reces por sanación, confía en la voluntad de Dios y cree. 
Veamos los cuatros pasos para orar por sanación:
1 - Necesitas acercarte a Dios con confianza
2 - Arrodillarse ante Él.
3 - Suplicar su intervención
4 - Aceptar su voluntad.

Dios siempre tiene lo mejor para mí. Tu Dios no es inútil, Él lo puede todo. Por eso debo orar siempre. Reza conmigo: “Señor, yo creo que puedes realizar todo lo que necesito”.
Si san cuatro los pasos para pedir, Dios también tiene cuatro pasos para responder.
1. Compasión: El Señor sintió compasión del leproso, significa que Dios siente nuestro dolor. Dios siente como suyo nuestro dolor. Dios abre su corazón y se compadece. Ten bien en claro eso: “Dios siente compasión por ti”. Aunque aparentemente tú no sientas nada, Dios siempre tiene compasión de ti.
Dios te mira – te atiende enteramente. Dios nos ama con ganas. La mayor prueba de eso es la cruz. El amor de Dios esta expresado ahí. Él se comprometió tanto que fue al extremo, a la cruz. Dios te ama, más que cualquier persona en este mundo y esto es una fuente de sanación.
2. Extendió su mano: Tú puedes contar con la mano poderosa de Dios que reposa sobre ti. El favor de Dios me asegura la victoria.
3. Lo toco: Dios te toca. Aunque muchos te desprecien Dios nunca te ha de despreciar.
4. Dijo: Cuando el hombre habla con Dios, Dios responde. Él respondió: “Quiero, queda limpio”. Señor eso viene a buscar. Quiero que tú me digas: “Mi hijo, quedas purificados, quedas sanado” Dios siempre respondió: Quiero. Amado Dios pronuncia una palabra y seré sanado. Amén.”
Ve aquí el video:
Traducción: Exequiel Alvarez
Padre Alberto Linero (Comunidad “El minuto de Dios” – Colombia)
Prédica durante el Campamento de Sanación Interior “Jesús: Aquel que sana”
fuente Portal en Español Canción Nueva

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