domingo, 14 de julio de 2013

Alegría, fruto del Espíritu Santo


Dios espera de cada uno de nosotros frutos de conversión.
Un batallador debe producir muchos frutos, aún en medio de luchas. Recuerda el pasaje de la higuera: todos esperaban frutos de ella. Aún fuera de época es normal encontrar frutos en una higuera.
Jesús pasa hoy entre nosotros y espera también encontrar frutos. En medio de la batalla diaria, de nuestro día a día, Jesús quiere encontrar el fruto de la alegría. La alegría de pertenecer a Él.
El Señor sembró en nosotros las semillas del Reino de Dios: una de esas semillas es la alegría. El las regó con Su Sangre para que brotasen dentro de nosotros. Ahora llegó el tiempo de Jesús de recoger los frutos. El volverá para eso. Es justo que encuentre frutos en nosotros. Un combatiente no puede perder la sonrisa en medio del sufrimiento de las batallas diarias.
Así como no podemos perder el coraje, la fe y el amor, no podemos perder la alegría: ella es un fruto del Espíritu Santo.
Infelizmente, por dejarnos llevar por los disgustos del día a día, acabamos no presentando delante del Señor los frutos que El tiene derecho a encontrar en nosotros.
Jesús, de vez en cuando, precisa cortar gajos del árbol para que, podada la planta, pueda producir más frutos como él mismo nos lo enseña: “Yo soy la verdadera vid, y mi padre es el viñador. Toda rama que en mi no produce fruto, él la arranca, y la purifica a fin de que produzca más. Ustedes ya están purificados por la palabra que yo les dije” (cfr. Juan 15,1-3)

Dios te Bendice

Mons. Jonas Abib
Fundador Comunidade Canção Nova
Fuente: WWW.cancaonova.com

Adaptación Del original en português

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