domingo, 21 de julio de 2013

El pecado paraliza

Es necesario que cada uno de los nuestros vuelva, aunque haya perdido todo y ya esté "oliendo mal", como el hijo pródigo. Para Dios no hay un caso sin solución. No hay casos perdidos. Mirando a María Magdalena, Jairo, Mateo, percibimos que para el Señor no hay casos imposibles. Es necesario que cada uno de nosotros vuelva a casa.

Aquel hombre que estaba paralítico (cfr Lucas 5,18-19) no tenía cómo ir solo, tal era la situación a la que había llegado. Fueron sus amigos que lo llevaron hasta Jesús. Tuvieron un gran trabajo porque no tenían como entrar. Pero finalmente lograron llevarlo ante la presencia del Señor.

Eso mismo necesitamos hacer con los nuestros. No podemos parar de trabajar hasta llevarlos todos hasta Jesús. Al ver aquel hombre paralítico Cristo percibió que su mayor necesidad era el perdón de sus pecados, por eso le dice: "Tus pecados te son perdonados" (Lucas 5,19b). 


La mayor necesidad de los nuestros es ésa también. Ellos están en esa situación porque se fueron lejos de Dios y acabaron en el pecado, como el hijo pródigo y como aquel paralítico. El pecado va paralizando a la persona de tal manera que se vuelve vano cualquier socorro humano. Es preciso el socorro divino.

Pues con Dios haremos proezas, realizamos maravillas.
Por eso, haz tu parte: lucha, reza, intercede, ayuna, sacrifícate, habla, exhorta... Haz todo lo que esté a tu alcance. Llegará la hora en que cada persona de tu familia habrá de decidir y volver para la casa del Padre. Y cuando eso acontezca, el Señor mismo te irá a decir: "Mi hijo, mi hija, ten confianza, tus pecados te son perdonados" Después El cuidará de lo restante: curando la parálisis, dándote ropas nuevas, sandalias y anillo nuevo de hijo.

¡Dios te Bendiga!
Mons. Jonas Abib
Fundador Comunidad Canción Nueva.
Fuente: Mensaje del día www.cancaonova.com


Adaptación y traducción del original en português.

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