¿No será el descanso en el Espíritu un hecho
natural, propio de la psicología de masas, donde se produce una sugestión
colectiva y un contagio por emocionalismo, sin necesidad de invocar para nada
al Espíritu de Dios?
El descanso en el Espíritu se da mucho en la
oración privada por una persona, sin contagio colectivo de masas. Más que de
contagio natural, propio de una psicología de masas influenciables, habría de
hablarse en las asambleas, donde se da el reposo en el Espíritu, de un don
eclesial de sanación, propio de un nuevo Pentecostés colectivo y maduro con
frutos de conversión y transformaciones espirituales, que no se logran en otros
fenómenos colectivos de masas, movidas sólo por entusiasmos humanos. La
sugestión colectiva en estos casos no produce frutos espirituales como sucede
en el descanso en el Espíritu. El emocionalismo, sometido a Dios y a sus
mociones, no es malo en sí. Se dio en grandes santos y místicos. Dios no actúa
sólo en el entendimiento del místico, sino en toda su persona y en su
sugestibilidad sometida a Dios y a la fe.
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