sábado, 21 de noviembre de 2015

Comprendiendo La Palabra - Nacer a la nueva creación

Teodoro de Mopsuestia (?-428), obispo y teólogo
Comentarios sobre san Juan, libro 2; CSCO 116, p. 55
Nacer a la nueva creación
“Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya” (Rm 6, 3-5). San Pablo nos enseña así, claramente, que nuestro nuevo nacimiento por el bautismo es símbolo de nuestra resurrección después de la muerte. Esta se realizará en nosotros por la fuerza del Espíritu, según la palabra: “Lo que se siembra en la tierra es perecedero, lo que resucita no puede perecer; lo que se siembra no tiene ningún valor, lo que resucita está lleno de gloria; lo que se siembra es un cuerpo humano, lo que resucita es un cuerpo espiritual” (1C 15, 42s). Lo cual significa: de la misma manera que aquí abajo nuestro cuerpo goza de la vida visible mientras el alma está presente en ella, de la misma manera recibirá entonces la vida eterna incorruptible por la fuerza del Espíritu.

Es igualmente así en el nacimiento que nos da el bautismo y que es símbolo de nuestra resurrección: en él, por el mismo Espíritu recibimos la gracia, pero con mesura y como una garantía. La recibiremos en plenitud cuando resucitaremos realmente y nos será comunicada la incorruptibilidad de manera efectiva. Por eso cuando el apóstol Pablo habla de la vida futura, quiere dar seguridad a sus oyentes con estas palabras: “No sólo la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto; también nosotros que poseemos las primicias del Espíritu gemimos en nuestro interior aguardando la redención de nuestro cuerpo” (Rm 8, 23). Porque si en el tiempo presente hemos recibido las primicias de la gracia, esperamos acogerla plenamente cuando se nos dará el gozo de la resurrección.

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