miércoles, 30 de noviembre de 2016

Meditación: Mateo 4, 18-22


San Andrés, Apóstol

Síganme y los haré pescadores de hombres. (Mateo 4, 19)

Hoy celebramos la fiesta de San Andrés, quien, como su hermano Pedro, fue uno de los doce apóstoles del Señor. Ambos eran simples pescadores que respondieron al llamado de Jesús: dejaron “inmediatamente” sus redes y lo siguieron. Sin duda encontraron en el Señor algo tan atractivo que cuando él los llamó, lo dejaron todo sin dudar.

La respuesta inmediata indica que la invitación que les hizo Jesús debe haber sido muy interesante. El único deseo que tuvieron fue el de seguirlo, porque habían encontrado “a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas” (Juan 1, 45).

El llamado de Jesús al discipulado significa compartir su misión, su visión y sus obras. Los discípulos fueron enviados a predicar la buena nueva del Reino de Dios, un mensaje de arrepentimiento, perdón y liberación de las ataduras del pecado; fueron enviados a destruir el dominio de Satanás y sanar enfermedades y dolencias. Cuando regresaron, Jesús les dijo “Vi a Satanás caer del cielo como el rayo” (Lucas 10, 18).

Nosotros también somos llamados a ser discípulos y a compartir la misión del Señor. Relatando con fe a nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo lo que Jesús hace en nuestras vidas, ayudaremos a edificar el Reino de Dios. Debemos dar testimonio de cómo él nos ha sanado de la ceguera espiritual y nos ha mostrado la inutilidad de la vida de pecado; cómo nos ha liberado de la prisión de los hábitos pecaminosos; cómo nos ha revelado su amor en la cruz y nos ha llevado a una íntima comunión con él.

La tradición dice que San Andrés predicó el Evangelio en Bitinia, Escitia y el norte de Grecia, siendo finalmente crucificado. El mismo Espíritu que le dio esta fe viva a Andrés, quiere darnos a nosotros la misma fe, enseñarnos y capacitarnos. A medida que así suceda, nuestra fe crecerá más y se transformará nuestra vida y podremos anunciar el mensaje de la salvación a nuestros familiares, amigos y conocidos. Dios desea obrar ese milagro de fe en todos los que crean en este Adviento
“Espíritu Santo, enséñanos a ser verdaderos discípulos de Jesús, y desistir de todo lo que nos impida llevar el Evangelio de la salvación a un mundo necesitado. Concédenos valor para compartir la nueva vida que hemos recibido.”
Romanos 10, 9-18
Salmo 19(18), 8-11

fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros

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