miércoles, 23 de octubre de 2019

COMPRENDIENDO LA PALABRA 231019


“Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón” (1Tes 5,4)

"Israel, prepárate al encuentro del Señor, que viene"(cf Am 4,12). Y vosotros también, hermanos míos, "estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que menos penséis".Nada más seguro que su llegada, pero también nada más incierto que el momento de esta llegada. En efecto, nos incumbe tan poco conocer los tiempos o los momentos que el Padre, en su omnipotencia, ha fijado, que hasta los mismos ángeles que lo rodean, desconocen el día y la hora (Hch. 1,7; Mt 24,36). Es cierto que nuestro último día llegará; pero cuándo, dónde y cómo, nos es muy incierto; solo sabemos lo que les dijo a nuestros antepasados, que "ante los ancianos está en el umbral, mientras que ante los jóvenes se mantiene al acecho" (Bernardo)...

No haría falta que este día nos cogiera de improviso, sin preparar, como un ladrón durante la noche... Que el temor, estando alerta, nos mantenga siempre preparados, hasta que la seguridad suceda al temor, y no el temor a la seguridad."Estaré vigilante, dice el Sabio, con el fin de guardarme de toda culpa"(Sal. 17,24), no pudiendo evitar la muerte. Sabe, en efecto, que "el justo, aunque muera prematuramente, encontrará el descanso" (Sb 4,7); mucho más, triunfarán de la muerte, aquellos que no fueron esclavos del pecado durante su vida. Qué bello es, hermanos míos, qué felicidad, no sólo estar fuera de peligro ante la muerte, sino además triunfar con gloria, fuerte testimonio de su conciencia.


Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157)
abad cisterciense
Sermón 3º para Adviento, 1; SC 166

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