jueves, 10 de octubre de 2019

ESTAMOS HECHO PARA EL AMOR!


El perdón y la providencia están íntimamente vinculados. Debemos hacer esa experiencia y darle a Dios la oportunidad de abrir las válvulas de nuestro corazón para "derramar" el perdón. Todos pasamos por situaciones dolorosas que nos marcaron mucho, por eso quedamos lastimados. Estas son situaciones que involucran personas, instituciones, acontecimientos... Puede ser que hasta estemos ser dolidos con Dios.
¡Cuántas veces nos preguntamos: “¿Por qué Dios me hizo esto? ¿Por qué me coloco en esta familia? ¿Por qué se llevó a mi hijo? ¿Por qué no me dio la gracia de ser madre, de tener un hijo? ¿Por qué permitió esta situación en mi matrimonio? ¿Por qué dejó que mi hijo se volviera adicto a las drogas, que se perdiera mi hija? ¿Por qué me quitó un ser querido? ¿Por qué me llevó lejos de mi a alguien que amaba tanto? Existen tantos "por qué" ...
Estas son situaciones que no aceptamos. No conseguimos entender y, es así que quedamos lastimados con Dios. Quizás incluso pensemos que nuestro motivo es justo. Pero mira bien, ese "estar dolido con Dios" es como un coágulo en las venas de nuestro corazón: él impide a la gracia de Dios actuar.
Para muchos de nosotros es difícil de perdonar porque implica tocar heridas y mover situaciones dolorosas, implica abrir el corazón y remover en el basurero de nuestras vidas. ¡Sería más fácil no tocar nada de todo eso! ¡Pero imagina guardar un tacho de basura un mes dentro de tu casa! Nadie podría aguantar el mal olor.
Tirar la basura significa ponerla al pie de la Cruz de Jesús para que pueda ser quemada. El lugar de esta basura no es tu corazón, es a los pies de la Cruz de Jesús. No es tu corazón, es el Corazón de Jesús.
Este llamado al perdón no es una imposición. Podrías decir: "Además de todo lo que he pasado, ¿todavía me veo obligado a perdonar?" ¡No! Dios quiere darte la gracia de eliminar de tu corazón todo lo que está dañado. Recuerda: ¡Dios es amor! Somos su imagen y semejanza. Por lo tanto, dentro de nosotros solo puede haber amor y lo que ayuda a amar. Lo que es contrario al amor es tóxico y venenoso. ¡Estamos hechos para el amor!
Por lo tanto, el amor debe ser vivido al máximo. Y para vivir bien esta propuesta, debes tener fe y confianza en Dios.
¡Dios los bendiga!

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués


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