jueves, 21 de agosto de 2014

Peregrinación hacia el cielo

¿Tienes un mapa?   

El peregrinar rumbo al cielo no lo podemos hacer solos, menos aún sin referencias de donde se quiere llegar

Los mapas nos ayudan en la localización de lugares que no conocemos o con los cuales tenemos dificultad para llegar. Pero es necesario usarlos de manera correcta, caso contrario, nos perderemos en medio del camino. Nuestra vida espiritual también necesita de un mapa que nos ayude a llegar al cielo. Sin el o sin una guía confiable, corremos el riesgo de perdernos a lo largo del trayecto de la vida. En nuestra caminata rumbo al cielo, algunos pasos son fundamentales:

Peregrinación hacia el cielo. ¿Tienes un mapa 2

1 – Respetar las diferencias
No siempre es fácil convivir con quien piensa distinto. El respeto para con el otro nace a partir del momento en que lo reconocemos no como un enemigo, sino como un ser humano limitado, necesitado de nuestra ayuda y comprensión. Así como él, todavía nosotros estamos en proceso de construcción.

2 – Evitar juzgar
Todo juicio siempre nos conduce a graves desentendimientos. Jesús nunca juzgó al otro, al contrario, siempre miró a cada persona a partir de las posibilidades que cargaba en el corazón. Cuando juzgamos al prójimo, experimentamos, en nosotros mismos, la conciencia de que tampoco somos perfectos.

3- Reconciliarse con el tiempo
Queremos todo para hoy, no damos tiempo al período necesario para la madurez interior de nuestros sentimientos. Muchas personas sofocan a otros y a sí mismas, con su prisa y ansiedad. Quien recoge frutos verdes experimenta la amargura de las anticipaciones.

4 – Reflexión interior
Cada gesto, actitud, palabra, mirada y decisión traen sus propias consecuencias. Nuestras elecciones siempre tendrán alguna consecuencia en nuestra vida. Ante la vida, siempre hay una pregunta esencial: “¿Qué lección aprendí con esta situación?”. Con cada lección aprendida, el tesoro de nuestra sabiduría irá aumentando con las perlas de los aprendizajes.

5 – Vivir en Comunidad
En tiempos de comunidades digitales, la vida física clama por nuestra presencia. Nada puede sustituir un abrazo, una sonrisa, una mirada tierna y cariñosa. La vida en comunidad nos vuelve hermanos y hermanas. Quien se aísla huye de si mismo y de los demás.

6 – Ser solidario
La solidaridad es el amor al prójimo manifestado en gestos concretos. Nuestros gestos solidarios ganan inspiración cristiana cuando reconocemos, en quien necesita nuestra ayuda, al propio Cristo.

7 – Cultivar una vida espiritual
El alma se alimenta de lo que le ofrecemos. Vamos a crecer interiormente solo cuando alimentemos nuestro corazón de una espiritualidad madura y cristiana, que reconoce a Cristo Resucitado como base de nuestra fe.

8 – Alimentarse de la Palabra de Dios
Si el alimento es necesario para la salud biológica de nuestro cuerpo, la Palabra de Dios es alimento seguro para nuestra vida interior. Quien busca en la Palabra la luz para guiar sus pasos tiene su camino iluminado por el amor del Padre.

9 – Ser amigo del silencio
Tan importante como las palabras es el silencio. Si con las palabras se produce la comunicación verbal, con el silencio se da la comunicación espiritual. Un corazón silencioso es refugio para las respuestas de Dios.

10 – Vida de oración
Cuando descubrimos a Dios como un amigo, jamás podemos estar un día sin hablar con Él. En la oración, descubrimos una amistad en que el hijo se abandona totalmente en las manos del Padre que lo ama infinitamente. Si la oración es dialogo, la conversación que nace de esa relación entre Dios y nosotros se llama amor.

Padre Flávio Sobreiro
Bachiller en Filosofía, Teólogo por la Facultad Católica de Pouso Alegre – MG.
www.padreflaviosobreiro.com
fuente: PORTAL CANCIÓN NUEVA

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