
El Evangelio dice que no se puede servir a dos señores. «Servir», en griego, significa servir como lo hace un esclavo en relación con su amo. En tiempos de la esclavitud, un esclavo no tenía tiempo para sí, era el amo quien disponía de su tiempo totalmente. A Dios hay que dárselo todo, hay que saber devolverle lo que. es de El, y ese es el programa de nuestra conversión. También hay que aceptar su amor celoso, aceptarlo a El como único Valor y único Amor. En las palabras «amor celoso» está plasmada toda la profundidad del amor de Dios, porque se trata de un amor celoso no para sí, sino para ti; celoso para que no te pierdas al ponerte al servicio de un falso dios.
Un hombre que alcanza la unión con Dios y llega hasta la santidad, es un hombre que recibió a Cristo hasta el fin como único amor. Hay dos categorías de personas creyentes: aquéllas que acumulan méritos, y aquéllas que simplemente tratan de amar. Y amar no solamente significa dar, sino en un mayor grado recibir, recibir el amor de la otra persona. Amar a Dios significa recibir su amor, su celoso amor por ti, un amor celoso y lleno de locura, que desea protegerte de todo lo que puede ser un peligro para tu libertad y tu fe.
El Señor ardió con un amor celoso por ti. Ese amor es el tormento de Dios, es el hambre que Dios siente por ti, que eres su hijo, su propiedad. El luchará por ti. Su celoso amor a veces será difícil, porque tú a veces te escaparás de entre sus manos, e irás hacia el abismo, con frecuencia sin saberlo. Y a veces Dios tendrá que sacudirte, tendrá que darte gracias «difíciles», pero lo hará para salvarte, para que al fin te abandones a El; al amor celoso de Dios.
fuente Meditaciones sobre la fe
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