martes, 29 de enero de 2019

Mi hermano, mi hermana

San Agustín de Hipona, obispo y doctor de la Iglesia«Éste es mi hermano, mi hermana, mi madre»
Os suplico que prestéis atención a lo que dijo Cristo, el Señor, extendiendo la mano hacia sus discípulos: “Estos son mi madre y mis hermanos”. Y seguidamente: “El que cumple la voluntad de mi Padre que me ha enviado, éste es mi hermano, mi hermana, mi madre”. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella? Ciertamente, cumplió Santa María, con toda perfección la voluntad del Padre y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de Madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno…

¡María fue santa, María fue dichosa! Pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿Por qué? Porque María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo… Por tanto, amadísimos hermanos, prestad atención a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo (1 Co 12,27). ¿Cómo lo sois? Poned atención a lo que el mismo Cristo dice: “Estos son mi madre y mis hermanos “ ¿Cómo seréis madre de Cristo? “El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.

San Agustín de Hipona, obispo y doctor de la Iglesia
Sermón 25 sobre San Mateo: PL 46, 937.

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