miércoles, 30 de enero de 2019

NO SOMOS NOSOTROS LOS QUE DEBEMOS DICTAR LAS ÓRDENES DE DIOS


La sequedad espiritual en la conquista de la humildad, nos hacen entender que todo viene de Dios y en todo dependemos de Él. El amor de Dios hacia nosotros es pura gratuidad. Ese tiempo penoso nos hace comprender que Él es el Señor de los dones y los distribuye según la manera que le parezca, a quien quiera y como quiera.
No somos nosotros quienes debemos dictar las órdenes a Dios, Él es el Señor, Él es Dios. El Señor es libre y nosotros somos Sus siervos. Así Dios nos purifica. Se sufre mucho, pero este es un sufrimiento redentor.
Aprendemos a servirle sin gusto al hacerlo. Aprendemos a buscarlo en todo momento. Aprendemos que nuestros ojos deben estar constantemente fijos en Él.
Así es como Dios fortalece nuestra fe , nos invita a no renunciar a la búsqueda de hacer el bien, enseñándonos el camino de la constancia como Santa Teresa que, a pesar de haber tenido dudas de la presencia de Jesús en la Eucaristía durante años, no dejó de hacer adoraciòn eucarística. Es a través de este ejercicio que se fortalece la virtud. Yo suelo decir a mis hijos en Canción Nueva: "El 10% es inspiración y el 90% es transpiración".

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib 
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués


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