miércoles, 20 de marzo de 2019

COMPRENDIENDO LA PALABRA 200319


“Manda que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.”

¿Quieres conocer la fe de esta mujer? Considera, pues, el momento de su petición...La cruz estaba cercana , la pasión inminente, la muchedumbre de los enemigos a punto. El Maestro habla de su muerte, los discípulos se inquietan: antes de la pasión se estremecen al oír hablar de ella. Lo que escuchan los espanta y quedan turbados. En este momento, esta madre se distancia del grupo de los apóstoles y pide el Reino y un trono para sus hijos.
¿Qué dices, mujer? ¿Oyes hablar de la cruz y pides un trono? Se trata de la pasión y tú deseas el Reino. Abandonas a los discípulos a sus miedos y temores. Pero ¿de dónde te puede venir este deseo de dignidades? ¿Qué es lo que te lleva a pedir un reino para tus hijos, después de todo lo que acabas de escuchar?...
--Yo veo, dice ella, la pasión, pero preveo también la resurrección. Veo alzada la cruz y contemplo el cielo abierto. Miro los clavos, pero también veo el trono... He oído al Señor decir: “Os sentaréis en doce tronos” (Mt 19,28) Veo el porvenir con los ojos de la fe.
Esta mujer se adelanta, me parece a mí, a las palabras del ladrón. El, en la cruz, pronuncia esta oración: “Acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino.” (Lc 23,42) Antes de la cruz, ha hecho del Reino el objeto de su súplica...¡Deseo grande, perdido en el futuro! Lo que el tiempo escondía lo veía la fe.


Basilio de Seleucia (¿-c. 468)
obispo
Sermón 24; PG 85, 282ss

No hay comentarios:

Publicar un comentario