lunes, 30 de marzo de 2020

COMPRENDIENDO LA PALABRA 300320


“El que era de condición divina, no retuvo ávidamente su ser de Dios...se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo.” (Fl 2,6-7)

El Señor Jesús, Salvador de todos, “se hace todo a todos” (1Cor 9,22) de manera que se revela más pequeño que los más pequeños, él que es más grande que los grandes. Para salvar una alma sorprendida en adulterio y acusada por los demonios, él se abaja hasta escribir con el dedo en el polvo de la tierra...El mismo es aquella santa y sublime escala que Jacob vio en sueños (cf Gn 28,12)... La escala que monta de la tierra hasta Dios y tendida desde Dios hasta la tierra. Cuando quiere, sube hasta Dios, a veces acompañado por algunos... a veces sin que hombre alguno lo pueda seguir. Y cuando quiere, se vuelve a las multitudes..., cura a los leprosos, come con los publicanos y los pecadores, toca a los enfermos para curarlos.

Dichosa el alma que puede seguir al Señor Jesús por todas partes donde vaya, subiendo al reposo de la contemplación... y luego, descender por el ejercicio de la caridad seguirlo hasta abajarse en el servicio, amar la pobreza, soportar la fatiga... el trabajo, las lágrimas, la oración, y finalmente la compasión y la pasión. Ya que ha venido para obedecer hasta la muerte, para servir, no para ser servido, y dar, no oro o plata, sino su doctrina y su ayuda a las multitudes, dar la vida por ellas (cf Mc 10,45)...

Este debe ser, pues, hermanos, el modelo de vuestra vida....seguir a Cristo subiendo hacia el Padre...seguir a Cristo descendiendo hacia el hermano, no rechazando ningún ejercicio de caridad, haciéndoos todo a todos.


Isaac de Stella (¿-c. 1171)
monje cisterciense
Sermón 12; SC 130, pag, 251

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