viernes, 20 de marzo de 2020

MEDITACIÓN PARA HOY: MARCOS 12, 28-34

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma… (Marcos 12, 30)

El Evangelio de hoy nos enseña que el amor es el corazón y el fundamento de nuestra fe cristiana y es la voluntad de Dios para todo ser humano. Por eso, lo que Jesús enseñó acerca del amor tuvo buena acogida en el corazón del escriba. Jesús vio que, por reconocer la importancia del amor en el plan de Dios, este escriba estaba muy cerca del Reino de los cielos.

Los cristianos hemos escuchado muchas veces el mandamiento de Jesús, pero ¿cómo lo estamos cumpliendo? ¿En qué medida estamos amando al prójimo de obra y en verdad y no solamente hablando del amor? El amor verdadero es costoso. A veces es muy difícil amar, especialmente a nuestros enemigos; pero Jesús puede ablandar nuestro corazón y el Espíritu Santo nos ayuda a amar más allá de nuestra limitada capacidad humana.

El pasaje de hoy nos plantea otro interrogante: ¿Qué nos parecen aquellas personas que sin ser seguidoras de Jesús actúan con amor y bondad? ¿Los miramos con compasión e incluso admiración, aunque no sean cristianos comprometidos? Los que no comparten nuestras creencias religiosas, e incluso los que tienen puntos de vista muy desviados acerca de Dios, pueden acoger en su corazón las enseñanzas de Jesús. Posiblemente ellos, como el escriba, estén muy cerca del Reino de Dios.

Amar a Dios y al prójimo es lo más importante que podemos hacer. Como lo dijo una vez San Juan de la Cruz: “En el crepúsculo de la vida, seremos juzgamos por el amor que hayamos demostrado.” Jesús quiere que nuestra vida esté marcada por un amor que busque el bien de los demás y esté dispuesto a asumir una humilde actitud de servicio. Jesús nos ofrece oportunidades de amar día tras día, y la gracia de aprovechar estas oportunidades. Si amamos con su amor, no tenemos idea de cómo podremos influir en quienes nos rodean. ¿Quién sabe? Posiblemente lo que hagamos por amor al prójimo sirva de aliciente para que otras personas tomen ciertas decisiones que las incorporen más de lleno en el Reino de Dios. Oremos por todos los que tratan sinceramente de amar de verdad y en forma práctica.
“Jesús, Señor mío, infunde en mi corazón una mayor capacidad de amar, y enséñame a amar como tú amas.”
Oseas 14, 2-10
Salmo 81 (80), 6-11. 14. 17

fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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