miércoles, 13 de mayo de 2020

MEDITACIÓN PARA HOY: HECHOS 15, 1-6

Esto provocó un altercado y una violenta discusión. (Hechos 15, 2)

El dilema de cómo integrar a los gentiles en la comunidad cristiana, que estaba formada casi exclusivamente por fieles de origen judío, fue probablemente la controversia más acalorada que hubo entre los primeros discípulos. Más aún, cuando unos creyentes venidos de Judea llegaron a Antioquía enseñando que era necesario circuncidarse para salvarse, el conflicto adquirió dimensiones personales y fue necesario buscar una respuesta inmediata. Repasemos los detalles:

Los cristianos de origen judío que habían aceptado a Jesús como el Mesías valoraban la ley mosaica, que los apartaba como pueblo escogido y representaba la alianza consagrada entre Dios y ellos, por eso no es extraño que esperaran que los cristianos gentiles adoptaran la ley de Moisés antes de formar parte de la Iglesia.

Pero Pablo y Bernabé habían presenciado que Dios les abría la puerta de la fe a gente que nunca había sido parte de la alianza con Israel (Hechos 14, 27). Los gentiles estaban cambiando de vida y sucedían sanaciones milagrosas, todo lo cual demostraba que el Espíritu Santo estaba actuando con poder. A la luz de todo esto, no parecía necesario que los gentiles tuvieran que afiliarse primero al judaísmo.

Eran aguas difíciles de navegar para la Iglesia naciente. ¿Qué hicieron los apóstoles? Pablo y Bernabé, junto con otros dirigentes de los cristianos judíos, fueron a Jerusalén a consultar con los apóstoles. Sabían que la respuesta era superior a sus preferencias personales y confiaron que los apóstoles les ayudarían a resolver la controversia. En vista de que la respuesta afectaría a toda la Iglesia, no querían confiar en sus propias inclinaciones.

Tal vez tú estás experimentando una situación compleja o un problema espinoso. Es posible que creas que ya sabes qué es lo que el Espíritu Santo te dice en este asunto. Pero, ¿cómo estar seguro? Una forma es consultar con tu párroco o un sacerdote de confianza, pues son personas mejor calificadas. O puedes conversarlo con tu marido o tu esposa o con un buen amigo, cuya madurez cristiana tú respetas. El Espíritu Santo siempre te hará comprender claramente la situación, y a veces lo hace a través del consejo de alguna autoridad de confianza. Así que no dudes en buscar consejo.
“Amado Señor, cuando estoy confundido, concédeme comprensión y paz, te lo ruego.”
Salmo 122 (121), 1-5
Juan 15, 1-8
fuente Dev Catolico La Palabra con nosotros

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