martes, 19 de mayo de 2020

MEDITACIÓN PARA HOY: JUAN 16, 5-11

 De pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16, 8)

Si uno leyera esta frase fuera de contexto, parecería parte de un sermón condenatorio e incendiario, pero no lo es. Es una descripción de las tres funciones principales del Espíritu Santo.

En este pasaje, los discípulos empiezan a comprender que Jesús no estará con ellos para siempre; pero les asegura que les enviará al Espíritu Santo, el “Consolador”, en su lugar. ¿Y qué iba a hacer por ellos este Consolador? El Señor menciona tres cosas, las cuales se aplican a nosotros también.

Primero, el Espíritu Santo viene a mostrarnos nuestra inclinación al pecado, pero sin acusarnos ni abrumarnos de culpa. Al contrario, aun cuando nos muestra nuestras fallas, nos llena el corazón de paz haciéndonos recordar lo misericordioso que es el Señor.

Esto nos lleva a la segunda función del Espíritu: nos muestra la justicia de Cristo. Dado que Jesús no camina hoy con nosotros en la tierra, el Espíritu Santo nos habla al corazón de quién es el Señor. Nos revela a Cristo en la Palabra de Dios, en la Sagrada Eucaristía y en la oración personal. Nos muestra la justicia, la misericordia, la compasión y el poder de Jesús.

Finalmente, el Espíritu viene a traer “condenación”, pero no a nosotros. Más bien, nos muestra que Satanás ya está condenado y que todos los planes del maligno han sido desbaratados.

El Espíritu Santo realiza esta obra en ti todo el tiempo, aun cuando no la sientas. Él es el que te impulsa a acudir a la Confesión cuando hay algún pecado que te pesa en la conciencia; él es quien te anima a leer la Biblia o poner más atención durante la Misa; él es el que te inspira a adoptar mejores actitudes, un día a la vez. Y siempre te está exhortando a conocer mejor a Jesús.

Aparta hoy un tiempo para invitar al Espíritu Santo a actuar más libremente en tu corazón. Pídele que te muestre las áreas que quiere que cambies con su ayuda y te conceda una mejor comprensión de la santidad y el amor de Cristo. Así como Jesús les aseguró a sus discípulos que el Espíritu Santo estaría con ellos, ahora te asegura a ti que el Espíritu Santo está y siempre estará actuando en ti. Si lo haces, el Espíritu Santo podrá sembrar semillas de santidad en tu corazón y poco a poco irás percibiendo que esas semillas dan frutos de amor, paciencia y bondad en ti.
“Espíritu Santo, Señor, te invito a entrar e iluminar todas las áreas de mi vida.”
Hechos 16, 22-34
Salmo 138 (137), 1-3. 7-8

fuente: Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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