domingo, 6 de septiembre de 2020

COMPRENDIENDO LA PALABRA 060920


«Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»

¿Por qué crees que son diferentes de ti los que viven como hermanos, son servidores de un mismo señor, y todo lo tienen en común, la esperanza, el temor, el gozo, la pena, el sufrimiento (puesto que tienen una sola alma venida del mismo Señor y del mismo Padre)? ¿Por qué dudas de los que han tenido las mismas caídas que tú, como si tuvieran que alegrarse de tus caídas? El cuerpo no puede alegrase del mal que sufre uno de sus miembros; es preciso que todo él se duela y trabaje para curarse. 

Allí donde dos fieles están unidos, allí está la Iglesia, pero la Iglesia es Cristo. Así pues, cuando tú abrazas las rodillas de tus hermanos, tocas a Cristo, y es a Cristo a quien suplicas. Y cuando los hermanos, por su parte, derraman lágrimas por ti, es Cristo quien sufre, es Cristo quien pide al Padre. Lo que el Hijo pide pronto está concedido.

Tertuliano (c. 155-c. 220)
teólogo
La Penitencia, 10

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