jueves, 17 de septiembre de 2020

LA CONTEMPLACIÓN

 

«Para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente. También debemos apoyar a quienes cuidan a los más débiles, a los enfermos y a los ancianos. Existe la costumbre de dejar de lado a los ancianos, de abandonarlos: está muy mal. Estas personas —bien definidas por el término español “cuidadores”—, los que cuidan de los enfermos, desempeñan un papel esencial en la sociedad actual, aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen. El cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza. Cuidar de quien está enfermo, de quien lo necesita, de quien ha sido dejado de lado: es una riqueza humana y también cristiana. Este cuidado abraza también a nuestra casa común: la tierra y cada una de sus criaturas. Todas las formas de vida están interconectadas, y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar (cf. Gn 2, 15). Abusar de ellos, en cambio, es un grave pecado que daña, que perjudica y hace enfermar. El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación»


Francisco

Audiencia General

16-09-2020 



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