lunes, 12 de marzo de 2012

Huye a la montaña



“Ponte a salvo, no mires hacia atrás ni te detengas
en ninguna parte;
huye a la montaña para que no perezcas” 
Génesis 19,17

¡Hermanos!
Esas tres órdenes que Dios da a Lot son órdenes que Él nos da, continuamente, a cada uno de nosotros.


1º Orden:
“No mires hacia atrás”
Es parte de nuestra naturaleza humana desarrollar un gusto, un cariño por nuestro pasado, tanto por lo bueno como por lo malo que hay en él. Esta mirada hacía el pasado tiene consecuencias: ¿Qué paso con la mujer que miro hacia atrás? (versículo 26) se convirtió en una estatua de sal.
Una estatua es una cosa parada, que no tiene vida.
Es oportuno preguntarnos ¿Está mi vida espiritual y afectiva detenida o endurecida? ¿Hacia dónde está dirigida mi mirada?


2º. Orden:
“No te detengas en ninguna parte”
Detenerse es permanecer cultivando heridas y resentimientos en nuestros corazones, es ver apenas el lado negativo de las cosas. Cuando nos detenemos solo vemos los obstáculos y los vemos tan de cerca que nos sentimos pequeños como para vencerlos.
En esta orden Dios nos invita a no quedarnos con las cosas insignificantes a no dejarnos abatir por los problemas y dificultades.
Pidamos la luz divina del Espíritu Santo para poder descubrir en que planicie nos encontramos.


3º. Orden:
“Huye a la montaña para que no perezcas”
Lot al comienzo se resistía a huir pero quería salvar su vida y toma la decisión de obedecer a Dios solo cuando comprendió que Sodoma y Gomorra iba a ser destruida.
La pregunta que nos queda para responder es: ¿Quiero preservar mi vida de la destrucción por la que transita el mundo? Si la respuesta es sí, no miremos hacia tras sino hacia el Salvador, no nos detengamos en ninguna planicie por mas cómo o bonita nos parezca y por último refugiémonos en la “montaña” indicada por Dios.
¿Cuáles son esas montañas?
Son muy variadas (La Eucaristía, el Sacramento de la Reconciliación, la Oración, etc.) Preguntemos a Dios, de manera muy personal, a qué montañas debemos dirigirnos para preservarnos y digámosle:
“Sálvanos Señor, estamos pereciendo”


¡PHN en la mente y en el corazón!

fuente: portal en español Canción Nueva.
Del libro“Buscai as coisas do alto”  P. Leo SCJ
traducción Exequiel M. Alvarez
Corrientes, Argentina

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