¡Buen día, Espíritu Santo!
Tú que en el principio aleteabas,
Tú que en el principio pusiste orden en el caos inicial,
¡Ven con Poder y restaura mi ser fragmentado, dividido, disperso!
¡Quiero seguirte en unidad!
Unifica,
Santifica mi mente, mi corazón, mi espíritu, mi cuerpo!
Hazme criatura nueva nacida en tus entrañas;
Ven a devolver a mi ser lo que el pecado aniquiló!
¡descorre el velo de la soberbia, el orgullo y la vanidad!
¡Permíteme contemplarte, Eterna y Gozosa Majestad!
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