Cinco actitudes importantes en esta lucha
Es grande la lucha del joven cristiano contra el vicio de la masturbación. Su práctica es bastante común entre los muchachos y las muchachas; es uno de los principales problemas enfrentados por los jóvenes cristianos.
Sepa, ante todo, que la masturbación no indica un trastorno de personalidad o de problema mental. Es un problema muy antiguo en la humanidad. Ya el “Libro de los Muertos”, de los egipcios, condenó la masturbación alrededor de los años 1550 antes de Cristo. Por el código moral de los antiguos judíos, era considerado pecado grave.
Encontré hombres casados que continuaron masturbandose, sin embargo tuvieron una vida sexual regular con la persona. Esto demuestra que el vicio de la juventud continúa y perjudica el matrimonio.
Aunque las clases de “educación sexual”, muchas veces, enseñan que la masturbación es normal, y incluso necesaria, en realidad son contra la naturaleza y la ley de Dios. Por desgracia, en estas clases y lecciones sobre el asunto, los alumnos son aconsejados a no tener sentimientos de culpa, angustia o ansiedad, y enseñan que no es perjudicial a la salud.
¡Esto no es verdad! Muchos médicos afirman que ella es perjudicial al joven tanto físicamente como psicologicamente.
La Iglesia enseña que es un acto desordenado.
Sin embrago defendido por muchos como “algo normal”, la Iglesia enseña que no: “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado”. “El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo determine” (Catecismo 2352).
Para luchar contra la masturbación son necesarias varias actitudes:
1- Tenga calma ante del problema
Tu no eres ningún desequilibrado sexual, tampoco una prostituta en potencial. No eres una aberración, porque te masturbas.
2- Corta todos los estimulantes del vicio
Tire a la basura todas las revistas pornográficas, libros y películas eróticas que sueles ver. Y no mires para el cuerpo de las chicas o de lo chicos, alimentando tu mente con deseos eróticos.
Deja de asistir aquellos programas de TV que, cada vez más, tiran pólvora en tu sangre. La televisión es hoy uno de los peores venenos para el joven que lucha contra la masturbación. Y huye también de las “paginas web” eróticas de la Internet.
3- Haz un buen uso de tu tiempo libre
Aprovecha el tiempo libre para leer un buen libro, practicar deportes, salir, con los amigos, caminar etc.. No te quedes sin hacer nada, especialmente en la cama, porque “cabeza vacía es taller del diablo”.
4- No te desanimes ni te desesperes nunca
Lucha diariamente, contra la masturbación, pero, si caes, levantate inmediatamente, pídele perdón a Dios, de inmediato y retoma el propósito de no pecar. No quedes pisando en tu alma y te condenando.
Diga: “Está bien, me he equivocado, yo caí. Acepto mi caída humildemente, porque estoy enfermo; con la ayuda de Dios voy a superar esto. Voy seguir luchando hasta librarme definitivamente, aún si caigo un millón de veces; no desistiré y no me desesperare”.
Dios ama nuestra lucha contra el pecado; nuestra victoria sobre él se debe más a nuestra perseverancia en la lucha que propiamente a la victoria completa.
5- Alimenta tu alma con la oración,
la Palabra de Dios y los sacramentos de la Iglesia.
Si mantienes tu almas caliente con el calor del Espiritu Santo, las moscas de la tentación no te perturbarán. Pero si el plato se enfría..
Después de una caída en el campo del sexo, siempre queda claro que faltó vigilancia y oración para no pecar. A menudo, abusamos de nuestra debilidad, nos exponemos al peligro y caemos.
Existe otro proverbio que dice: “La ocasión hace el ladrón”, o también “Quien ama el peligro en él perecerá”.
De hecho, tenemos que pedir más perdón a Dios, porque no vigilamos y no oramos, de haber caído en el mismo pecado.
El transatlántico y las gaviotas.
Una gran transatlántico dejó, un día, el punto de partida y, como todos y los demás navíos, era escoltado por una nube de gaviotas plateadas. Después de media hora, el tiempo se volvió amenazador y un viento sopló ondas inmensas. Tomando forma en el cielo una tempestad tremenda. El barco, aún con sus potentes motores, siguió con dificultad.
-Pobres pajaritos – decía un viajero que miraba las gaviotas.
-¿Como pueden ustedes, con vuestras alas débiles, luchar contra este tifón?
De repente, aquel hombre, que estaba tan compadecido de los pájaros, quedo atónito. Las pequeñas gaviotas, extendiendo las alas que Dios les ha dado, abandonaron el barco en la tempestad y empezaron a volar hacia una región más alta y serena en el cielo, donde había bonanza.
En el mar, el gran transatlántico, continuaba gimiendo.
Por las alas poderosas de la oración y dar gracias a Dios el hombre se eleva por encima de las tempestad de la vida y puede volar plácidamente por encima de las pasiones de este mundo.
Traducción: Thaís Rufino de Azevedo
Profesor Felipe Aquino
Miembro de la Comunidad Canción Nueva, reconocido por su trabajo de promover el bien y el desenvolvimiento de la Iglesia Católica como “Caballero de San Gregorio Magno” por el Papa Benedicto XVI
Miembro de la Comunidad Canción Nueva, reconocido por su trabajo de promover el bien y el desenvolvimiento de la Iglesia Católica como “Caballero de San Gregorio Magno” por el Papa Benedicto XVI
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