jueves, 31 de marzo de 2016

Como si nunca antes lo hubiesen escuchado

¡Ha resucitado y vive para siempre!

Hermanos míos: Lo que tengo que decirles lo han oído otras veces, pero me gustaría que no pareciera lo de siempre.
Es necesario que les suene a nuevo, que les de la impresión de que no lo han oído nunca.
Olviden un momento la rutina: esas reflexiones a veces tan monótonas que apenas les rozan la piel.
Olviden un momento la vida diaria: las discusiones caseras, los huesos que duelen, las jaquecas, las rabietas de los niños, las respuestas que no llegan, el hambre de tanta gente y los pelmazos que no dejan vivir.

¡Hoy quisiera que mis palabras sonaran a nuevas!
Si de verdad toman en serio lo que hoy les voy a decir, ¡la vida de ustedes será nueva! Empezarán a vivir de una forma distinta, la rutina cotidiana tendrá una profundidad desconocida, las celebraciones religiosas les traspasará el alma, la alegría que nadie puede quitar será su huésped, incluso la muerte será una puerta llena de posibilidades, la vida será una ruta acompañada por la esperanza, la misma enfermedad tendrá una cara desconocida.
Para que entiendan bien lo que voy a decirles, es necesario que el Señor esté con ustedes… que levantemos el corazón… ¡que demos gracias al Señor nuestro Dios!
Hermanos, esto es lo que hoy tengo que decirles:
Jesús de Nazaret, el hijo de José y de María, el muerto y sepultado, ¡Ha resucitado y vive para siempre!

La muerte ha sido vencida: el muro impenetrable, la oscuridad existencial, el mal constante que nos envuelve, la queja permanente ya no son verdades del todo.

Alguien ha roto el misterio, ha trocado la noche en aurora luminosa, ha iniciado una nueva creación.
Oiganlo todos: ¡Cristo esta vivo!
Ustedes jóvenes, que les asusta la dureza de la vida:
Cristo resucitado fortalece su inquietud contra la injusticia.
Ustedes padres y madres de familia, Cristo vivo resplandece en el amor fiel que se tienen, ilumina y sostiene la entrega generosa a los hijos.
Ustedes solteros y solteras, Cristo resucitado los hace fecundos, pone en sus manos otro modo de crear vida, construye otra familia no según la carne y la sangre, sino según el Espíritu de hijos y hermanos.
Ustedes hombres y mujeres de la tercera edad, Cristo resucitado vive con ustedes, no permite que se reseque su alma, con Él hasta el final llegarán llenos de vida.
Ustedes, enfermos, Cristo vivo está con ustedes en la cruz de su dolor, con ustedes se pone en las manos del Padre, con ustedes cruza la frontera de la vida sin fin.
Ustedes, pobres de la tierra, únanse a Cristo resucitado, Él está animando su lucha por salir de la miseria, por lograr que los respeten y los escuchen; Él está dentro de ustedes y se identifica con ustedes.
Ustedes, los que luchan por la justicia, libertad, amor, y dignidad de todo ser humano, sepan que Cristo resucitado los está sosteniendo, les patrocina la tarea, les asegura que resucitarán y su vida será todo un éxito.

Hermanos:
Cristo, el amigo de los niños, el que perdona a la adúltera, el cercano a los enfermos, el que se sienta con los pecadores, el que quiere a las prostitutas, el que da pan al hambriento, el que acepta a todo hombre, sigue haciendo lo mismo.

No dejen de acercarse a su presencia, crean en él, enciendan las velas en su vida resucitada… ¡Vengan y vean! ¡Experimenten una vida nueva!

¡Feliz Pascua de Resurrección para todos!

José David Bogado Lisboa

Como si nunca antes lo hubieran leído2

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