miércoles, 25 de mayo de 2016

Comprendiendo La Palabra

« El hijo del hombre ha venido ,,,para dar su vida »

     "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz" (Mt 26,39)¿Por qué, Pedro, te lo llevaste a parte y le increpaste diciendo:«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte» (Mt 16,22), tú que ahora dices:« si es posible, que pase de mí este cáliz»? Él sabía bien lo que le decía a su Padre, y que era posible no beber el cáliz, pero Él ha venido para beberlo por todos, con el fin de saldar bebiéndolo la deuda que la muerte de los profetas y los mártires no pudieron pagar... El que había anunciado su muerte por boca de los profetas y había prefigurado el misterio de su muerte por los justos, cuando ha llegado el momento de consumar esta muerte, no rechazó beberla. Si no la hubiera querido beber,  por que le repugnaba, no hubiera comparado nunca su cuerpo al Templo con estas palabras: « Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19); no hubiera dicho a los hijos del Zebedeo: « ¿podéis beber la copa que yo beberé? Y también « Con un bautismo tengo que ser bautizado ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!» (Lc 12,50)...

     "Si es posible que pase de mi este cáliz" dijo esto a causa de la debilidad de la que se había revestido, no pretendiendo más. Pues se hizo pequeño y se revistió realmente de nuestra debilidad, sintió miedo y se estremeció en su flaqueza. Habiéndose hecho carne, habiéndose revestido de debilidad, comiendo cuando tenía hambre, fatigado por el trabajo, vencido por el sueño, era necesario que se hubiera cumplido todo cuando llegara el momento de su muerte.

     Para fortalecer a los discípulos en su Pasión, Jesús experimentó lo que ellos experimentaron, Él sintió su mismo miedo, con el fin de mostrarles, por la similitud de su alma, que no va a la muerte alardeando sino sufriendo como cualquiera de ellos.

Para dar valor a aquellos que temen la muerte, no escondió su propio temor, a fin  de que supieran que este miedo, no les conduce al pecado siempre y cuando no se dejen llevar por él.« No ,Padre, dijo Jesús, que se haga tu voluntad»: que yo muera para dar vida a una multitud.

San Efrén (c. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia 
Comentario al  Diatessaron, 20, 2-7

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