lunes, 23 de mayo de 2016

¿Qué te impide levantar vuelo?

Para levantar vuelo no basta tener alas, es necesario tener capacidad de volar.

Cierta vez Lucia estaba en la capillita de la Radio Canción Nueva en oración cuando vino a ella una imagen, como Palabra de Ciencia, de una jaula con la puertita abierta y vacía. En seguida otra imagen: una mano y un pajarito posado sobre ella.

El pajarito estaba arrinconado, tímido, totalmente encogido. Lucía miraba el pajarito y la jaula con la puerta abierta; y en seguida vino a ella otra imagen que mostraba que aquella mano no acogía al pajarito; él estaba allí pero la mano parecía indiferente al pequeño pajarito que estaba tímido, totalmente inmovilizado.
Entonces vino a su corazón lo que el Señor le decía: "Luzia, tienes alas para volar, para levantar vuelo. Yo te hice para volar, te formé para las alturas."
Sus lágrimas corrían, porque ella se sentía muy encerrada en sí misma, especialmente en sus afectos.

Fue cuando, en la imagen el Señor dio un soplo y dijo: "Vuela, pajarito". Y ese pajarito levantó vuelo. El soplo de la vida divina llevó al pajarito a hacer aquello que él tenía que hacer, porque él nació para volar. El no podía quedarse en la jaula, porque el Señor lo liberó, pero tampoco podía permanecer en los apegos temporales de esta vida, porque necesitaba levantar vuelo.
Ese pajarito soy yo, y eres tu, somos todos nosotros.

Es tiempo de que te digas a ti mismo: Ese pajarito, que soy yo, tiene Espíritu Santo dentro de sí. 
"Tengo el Espíritu Santo dentro de mi para levantar vuelo, para alzarme hacia las alturas. Necesito volar no sólo porque tengo alas, sino porque tengo dentro de mi Espíritu Santo!"

Es eso lo que nosotros necesitamos vivir, por eso debemos repetir: "Despierta, tú que estás durmiendo, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará" (cfr, Ef 5, 14)

El pajarito de la imagen que vino al corazón de Lucía eres tu, soy yo.
Y si fuese necesario, ¿cómo describirías a ese pajarito? ¿Muerto? ¿desanimado?, ¿sin vida, sin fuerza y sin color? ¿Tal vez adormecido? ¡Despierta, tú que duermes!"
Para levantar vuelo no basta tener alas, es necesario tener la capacidad de volar, y quien nos da esa capacidad es el Espíritu Santo, que vive en nosotros y nos da fuerzas para levantar vuelo.
Lo que sucede es que muchas veces, no desplegamos las alas.


El Espíritu Santo me da la capacidad de volar, de levantarme hacia las alturas, de alcanzar los picos más elevados, como un águila, pero, para que eso suceda, necesito mover las alas. Si no las muevo, aunque el Espíritu Santo esté en mi, no vuelo, no alcanzo las alturas, y el Señor quiere que yo vuele.

Es por eso que la Palabra de Dios dice: "Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes." (Romanos 8,11)

Jesús nos dice: "Yo vine para tengan vida, y la tengan en abundancia" (cfr. Juan 10,10)

Yo soy prueba de eso. Yo he padecido tuberculosis y hoy tengo mucho más vida, mucha más salud. Hoy me siento más lleno de vida que hace veinte, que hace treinta años atrás.
Eso no quiere decir que no trabaje, que no pase sufrimientos, dificultades y problemas. 
Nuestra vida aquí en la comunidad Canción Nueva es un arrojo, una tensión continua.
Como le gusta decir a Eto (mi amigo y compañero de misión), "nosotros vivimos resolviendo problemas: de las personas, de situaciones económicas, de comunidad, de la televisión, de la radio y de todo el sistema de comunicación"

La mayoría de las personas trabaja de 8 a 10 horas por día, y después vuelve a su casa para vivir una vida familiar. Pero nosotros, en la comunidad, trabajamos de domingo a domingo, continuamente trabajamos.
De Lunes a viernes tenemos un trabajo "normal", pero en el fin de semana trabajamos en retiros, campamentos, encuentros. No existe un día de descanso. Y nuestra vida continúa así.

Lo más interesante es que los problemas continúan surgiendo aún durante los fines de semana.
Siempre surgen imprevistos en los acontecimientos que organizamos, situaciones que precisan ser resueltas. Muchas veces atendemos personas de la comunidad, funcionarios, personas de otros frentes de misión que vienen hasta nosotros, personalmente o por teléfono.
Siempre es así, siempre resolviendo problemas, enfrentando situaciones por el Reino de Dios.
Dándote mi ejemplo y el de Canción Nueva, no estoy intentando desminuir los tuyos.
Sé que también enfrentas numerosos y constantes problemas, que te levantas ya con la cabeza caliente por causa de lo que tienes que resolver durante el día. Sé que enfrentas diversas situaciones, cargas problemas durante el día entero y te vas a dormir con ellos; sé que muchas veces ni siquiera puedes dormir debido a las preocupaciones: apenas logras adormecerte, mientras piensas una y otra vez en todo lo que tienes por delante, por resolver.

Mira al pajarito que está parado en tu mano, como la imagen de Luzia, mortecino, abatido, encogido y tímido. Di a ti mismo: Yo soy ese pajarito que tiene el Espíritu Santo dentro. ¿Qué le falta a ese pajarito?
Le falta desplegar sus alas.
Mueve esas alas, pajarito.
Despliega esa alas, porque existe una vida latente dentro de ti.
Alza vuelo, pajarito!
Tú puedes volar más allá de tus problemas, puedes estar lleno de vida!

Artículo extraído del libro:
"Despierta tú que duermes"
de Mons. Jonas Abib
Adaptación del original en portugues.

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