San Gaudencio de Brescia (¿-c. 406), obispo
Sermón 2; PL 20,859
Pan para el camino: “Cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.” (1 Cor 11,26)
La noche en que fue entregado, Jesús nos ha dejado como herencia de la nueva alianza la prenda de su presencia. Es el viático de nuestro viaje. Nos alimentamos y nos fortalecemos con este manjar hasta que llegue el Señor, en el momento de salir de este mundo. Por esto dijo: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (Jn 6,53). Ha querido darnos el sacramento de su pasión. Y por esto manda a sus fieles discípulos, los primeros presbíteros que ha instituido para su Iglesia, celebrar para siempre estos misterios de la vida eterna, misterios que son celebrados por todos los presbíteros en las Iglesias del mundo entero hasta el día que Cristo volverá. Así que todos nosotros, presbíteros y fieles, tenemos cada día ante nuestros ojos la pasión de Cristo, lo tenemos en nuestras manos, lo llevamos a la boca y a nuestro pecho. "Gustad y ved qué bueno es el Señor" (Sl.33,9).
No hay comentarios:
Publicar un comentario